Saturday, September 3, 2011

Miraflores cabalga hoy la escala Richter




La “estrategia” de la cocaína estremece sus ya debilitados cimientos

Rafael Rivero Muñoz
Caracas, 02/09/11

“… Sie können diese Sache nicht nur einer Hand voll Staatsanwälte und Richter überlassen…”
No se puede permitir dejar este asunto solo en manos de un puñado de fiscales y jueces.

El derivado de la inesperada pero obligada “captura” en El Cabo de San Román, Paraguaná, Falcón, Venezuela, la noche del 12/08/11 sobre las 20:30 horas y la inevitable difusión del evento, disparó filosa metralla indiciaria hacia niveles deficientemente controlados en el affaire de la narcoavioneta YV 2531 cargada con 1,4 toneladas de cocaína de exportación >90%.

Una no prevista pero si precipitada reacción “técnica”, les explotó en la cara a estos revolucionarios si, pero inexpertos operadores, dando con ello inició a una escalada desde el momento en que, ya cargada, lista para el abordaje de pilotos y el encendido de motores para el despegue con destino a pistas clandestinas en Honduras, la no prevista e inesperada irrupción en el área de la operación de la patrulla de Polifalcón P-294 y los precipitados pero alevosos disparos sobre ésta realizados por los CICPC responsables del “primer anillo” de seguridad, tanto para detenerla como para impedirles llegar hasta la aeronave, empasteló todo, obligando de seguida a un abrupto giro de 180º.

La cancelación sobre la marcha de dos operaciones en paralelo: a) Una, la de cobertura y abierta, la supuesta “Operación de Droga Controlada”; b) la otra, oculta pero verdadera operación de transporte de cocaína con el apoyo armado de los funcionarios del CICPC.

Así se inició el rápido paso previsto y programado con antelación, hacia las tareas de cobertura con la liquidación física de testigos, la ulterior destrucción de todas las evidencias materiales posibles y la fabricación de un escenario ad hoc.

Psicodrama

Este asunto está alcanzando ya estadios de un soterrado psicodrama con las carreras de uno y otro personaje al interior del alto gobierno.

Entendiendo así en su particular aplicación en este caso, como ese calculado tratamiento en las iniciales decisiones sobre el terreno, al ordenar y ejecutar el frío asesinato, sin miramientos alguno y con certeros disparos a quemarropa, a dos de los principales pero desprevenidos operadores:

Un tiro en la cara al cabo segundo (r) de la Guardia Nacional, Luís Alberto Fuentes Pernía, el copiloto de la aeronave.

Un tiro en el pecho a Edilberto Rosales Escalante el chofer de la Ford F-350, placa A76AEOB donde se transportó la droga desde los depósitos al Cabo de San Román.

Con dos rápidas ejecuciones:

Se silencian a los dos únicos eslabones que conectarían la ficción ministerial con la realidad del negocio.

Se imponen además del silencio los subsiguientes necesarios apoyos de quienes ya entrampados públicamente, para evitar cualquiera sea la investigación distinta al teatro ad hoc montado.

Se ponen en el frente de las responsabilidades derivadas a quienes dirigían el montaje de la articulada cubierta, la “Operación de Droga Controlada”: a Tarek El Aissami minpopoinjust, Venancio Amaya el jefe de la ONA y a Wilmer Flores Trocel y la directiva nacional y regional del CICPC.

Se cubren con manto de silencio los pormenores de la verdadera operación de transporte de 1,4 toneladas de cocaína destinada a los carteles mejicanos, vía Honduras.

Como resulta ya habitual, el artífice y titiritero queda a cubierto de cualquiera sea la investigación o señalamiento, de nuevo sustenta su impunidad.

Pero

Con esos dos fríos asesinatos aterrorizando a los incautos, a la vez le sacaron el seguro y activaron la espoleta de tiempo de una enorme y latente carga de profundidad que, a la sazón y como estaba previsto, les ha sido sembrada bajo la silla de cada uno de los funcionarios civiles y militares involucrados en el affaire.

La ignorancia y las propias torpezas en los mandos superiores, medios y de línea en esta supuesta “Operación de Droga Controlada de Hugo Chávez”, a tenor dirigida por Tarek El Aissami y secundado por el simple encargado de la ONA Venancio Amaya, quien buscando aventura y figuración que le atornille en el cargo se hace víctima de su idiotez e inexperiencia en estos asuntos, por su propia ineptitud, han convertido así a la YV–2531 en un peligrosísimo artefacto; una especie de bomba de racimo de acción retardada: “… Nadie puede alegar en su defensa su propia torpeza…”.

Ya los estallidos de sus primeras “granadas” de información son de graves consecuencia al interior mismo del centro del poder revolucionario.

Danza en medio de lobos

Un paulatino desenlace que si bien posiblemente hayan sido atemperadas en el corto plazo, con el tiempo irá acumulando poder expansivo y serán cada vez más severas en esa su certera escalada hacia las posiciones cada vez más altas en el ámbito de la política, de lo militar, de lo policial y de otras dependencias del gobierno FGR y tribunales y no pareciera, que en ese mismo lapso, sean totalmente controlables sus derivados a futuro.

Hemos adelantado múltiples detalles del caso en las dos últimas notas pero, pareciera, persisten en los funcionarios de muy alto nivel, la ignorancia combinada con la angustia y mediando esa combinación cada quien busca como salvar el pellejo mantienen la vigencia del asunto en los titulares de la prensa diaria:

http://rriverom.wordpress.com/2011/08/28/ayer-se-confeso-narcotransitante-hoy-el-narcotrafico/;
http://rriverom.wordpress.com/2011/08/19/%C2%BFlaberinto-de-%E2%80%9Cdroga-controlada%E2%80%9D-o-mas-bien%E2%80%A6/

Catarsis

“… Qui s’excuse sans être requis, s’accuse réellement…”

Notable es el silencio del parlanchín minpopoinjust Tarek El Aissami, héroe civil de El Rodeo, de su asociado jefe de la ONA Venancio Amaya y de Wilmer Flores Trocel, rodeados todos de enormes dudas que el pánico les impone, luego del inesperado y frío asesinato del copiloto y del transportista.

Asumimos que para estos ingenuos en lo personal, una cosa son los señalamientos públicos sobre su ineficiencia como responsables por la seguridad pública en el país; las acusaciones sobre la Industria del Preso que permite familiares y allegados acumular ganancias para depositarlas en cuentas en el exterior; una cosa es hasta aprovechar la famosa Valija Diplomática para poner a salvo algunas ganancias vía la legación venezolana en los Países Bajos; pero otra muy distinta es percibir señalamientos de responsabilidades en el brutal asesinato de dos sujetos que apenas horas antes habían sido instruidos personalmente para la ejecución de la supuesta operación de “Droga Controlada de Hugo Chávez”.

Sobre ello y por ello, el viceministro de seguridad ciudadana Néstor Luís Reverol Torres avanza en su propio programa muy personal para sacudirse salpicaduras que se pudieren proyectar sobre sí en el asunto puesto que, salvo prueba en contrario, sigue él siendo el titular de la ONA donde habría dejado s su encargado mientras se desempeña en este nuevo rimbombante cargo de Seguridad Ciudadana y como subalterno del minpopoinjust Tarek El Aissami.

En su angustia por marcar distancia http://www.globovision.com/news.php?nid=200584, no sólo abierta y públicamente desmiente en su declaración a su jefe directo quien además de dirigir personalmente la operación, oficialmente informaría sobre la detención de la narcoavioneta YV–2531 en el Cabo de San Román.

En otros términos, el subalterno Néstos Luís Reverol Torres, le corrige la plana a su ahora silenciado –entre otros ados– jefe y afirma: “… la avioneta fue capturada en medio de la noche, cuando llegó al Aeropuerto Internacional Josefa Camejo en Punto Fijo…”

Pero no sólo desmiente a su jefe inmediato, sino más allá de eso, se atreve a hacerlo con el jefe de éste y líder de la revolución bolivariana, quien antes de retirarse a su químio, oficialmente había expresado: “… la avioneta que salió de La Carlota cargada con cocaína, y que fue detenida en Falcón, formaba parte de un plan de entrega controlada; esto, en el contexto de la lucha contra el narcotráfico. ‘La avioneta sí salió de La Carlota. Entrega controlada’, enfatizó…” (28/08/11 Correo del Orinoco, página 2, bajo firma de T/ Vanessa Davies, F/ Francisco Batista-Prensa Miraflores Caracas).

¿Dónde está el piloto?

Un enigma que hasta ahora ha pasado desapercibida se refiere al piloto de la YV–2531; ese que ha realizado no menos de cinco o más despegues y aterrizajes; supervisó el desmantelamiento interior; voló desde La Carlota, ida y vuelta, no menos de tres veces hasta el Cabo San Román; estaba presente y controlando estiba durante de la carga de 1,4 toneladas en la aeronave en esa pista habilitada en la carretera y bajo custodia del contingente del CICPC; luego de la cancelación de la(s) operación(es), con el tiroteo a la patrulla de polifalcón, presenció el asesinato de su copiloto y del transportista; bajo órdenes ministeriales, despegó la aeronave y aterrizó en el aeropuerto Josefa Camejo donde descargaron la droga y el minpopoinjust Tarek El Aissami exhibió e informó a los medios sobre la operación; días después, de nuevo despegaría la YV–2531 en el Josefa Camejo y desde ese momento, se esfumaron aeronave, droga y piloto.

A tenor de los 1.400 kilos de cocaína, una única y escueta información del 01/09/11 difundida obre las 10:10 horas y vía @vicky_joseph noticierovv señala: “… 676 kilos de cocaína fueron incinerados en Falcón, la droga fue incautada en una avioneta…”.

En caso de que se refiera a la cocaína de la YV–2531, eso representaría sólo el 48,2% del total decomisado anunciado por el minpopoinjust y eso, si aceptásemos como válido que lo incinerado es cocaína.

No es la primera ni será la última vez en Venezuela que, dando buen uso de la ignorancia y/o complicidad de fiscales, jueces, jefes policiales y militares más testigos, se quema harina, talco o cualquier otro polvo blanco por cocaína; ha sido y es el método más seguro para el reciclaje al viejo estilo José Manzo González (80s) o Ramón Benigno Guillén Dávila (90s) y preservar, en este caso, la necesaria integridad de un cargamento, esta vez, destinado a los carteles centroamericanos.

Ya en nota anterior hicimos mención de la expresión del fiscal Patrick Sullivan frente a las evidencias en aquellos montajes de “Droga Controlada” de Adolfo Romero Gómez; allí está descrito el particular modus operandi que aquella oportunidad involucró a la unidad especial de la Guardia Nacional bajo el mando del general Ramón Benigno Guillén Dávila;

http://rriverom.wordpress.com/2011/08/19/%C2%BFlaberinto-de-%E2%80%9Cdroga-controlada%E2%80%9D-o-mas-bien%E2%80%A6/, pero en el caso que nos ocupa, debemos observar otros importantes detalles que, posiblemente, nos permiten ponerle rostro e identidad indubitable a un “Retrato Hablado” ya comentado.

Dos disparos… dos asesinatos

Salvo prueba en contrario y de acuerdo a todo el cúmulo de informaciones oficiales y datos colados en los medios por interesados, en las balaceras o supuestos intercambios de disparos en el caso de la YV–2531, deberemos tomar en cuenta importantes detalles.

Definitivamente fueron dos sesiones de disparos, posiblemente una desencadenó la otra, pero no fueron ejecutadas ni en el mismo momento ni en el mismo espacio físico del área de la dicha “Operación de Droga Controlada”, ni por las mismas personas.

La primera serie de disparos, queda así establecido en las informaciones, se origina cuando la P–294 de polifalcón se acerca al área de la carretera que había sido habilitada como pista de aterrizaje; en ese momento el personal del CICPC atrincherado como “primer anillo de seguridad” y bien retirados del sitio de parqueo de la YV–2531, reacciona e inicia la balacera contra el vehículo patrulla.

¿Cuántos disparos realizaron?

He allí el por qué la P–294 de polifalcón fue desaparecida por el CICPC.

Por el número de esos impactos sobre la carrocería y los ángulos de tiro, quedaría perfectamente establecido que fueron varios tiradores, desde distintas posiciones y con distintas armas.

Eso identificaría en términos técnicos, los efectos de una emboscada a una patrulla de la policía.

¿Cómo se puede el jefe de la operación, Tarek El Aissami, brindar una explicación lógica y aceptable, que permita entender por qué los funcionarios del CICPC del primer anillo de seguridad, la hayan emprendido a tiros contra una patrulla policial suficientemente identificada?

¿No bastaba para el CICPC, equipo de Operaciones Especiales, uniformados, detener a la P–294 en la carretera, notificarles de la ejecución de una operación policial y pedirles que se retiraran del área?

Tal como fuera luego realizado con la comisión de la Guardia Nacional que llegó al sitio y a quien también pretendieron desarmar y quienes se retiraron de la escena por órdenes de su comando.

¿Qué era eso, tan misterioso que el CICPC no podía permitir fuera observado por comisiones de otros cuerpos de policía?

La segunda serie de disparos:

Fueron en realidad apenas dos de próximo contacto o muy cerca de las víctimas:

Los disparos del primer anillo de seguridad contra la P–294, sorprendieron a todos los funcionarios presentes y se atrincheraron a la espera de un ataque.

Pareciera que ambas víctimas en ese momento estaban en sus asuntos, el uno preparándose para abordar la YV–2531, encender motores y despegar; el otro, a la espera de la cancelación monetaria de su actividad.

Un “Operador de Seguridad” entre el personal del CICPC, misionado al efecto, frente a los disparos e ignorando de qué se trataba, asumió era un ataque formal por un contingente adverso y decidió ejecutar las órdenes recibidas antes del inicio de la operación: Matar a las dos piezas que podían eventualmente identificar la verdadera operación de tráfico de cocaína y relacionar al copiloto y al transportista y la verdadera operación clandestina con el “autor tras los autores”.

El primero, el copiloto, Luís Alberto Fuentes Pernía,quizás uno de los pocos en ese lugar que estaba en cuenta de la verdadera operación, quien había sido expresamente contactado y contratado y se le habían suministrado las coordenadas de la pista clandestina en Hunduras donde aterrizaría la YV–2531 y entregaría la carga.

Luego de seguida, el transportista, Edilberto Rosales Escalante, porque podía identificar a quien le contrató para hacer el viaje y dónde fue cargada la camioneta con los 1.400 kilos de cocaína, lo cual también identifica al “autor tras los autores”.

Son dos asesinato: Los disparos realizados muy cerca de la víctima, próximo contacto, eso significa entre cero centímetros y un metro de distancia entre la boca del arma y la superficie de impacto; deja ello en evidencia clara de que no se trata de disparos en una balacera puesto que el criminal actuó sobre seguro, aprovechando la confianza de la víctima, se les acerco y les disparó a cada uno un solo tiro mortal:

¿Por qué uno en la cabeza y al otro en el pecho?, porque primero liquidó al copiloto y rápidamente giró el arma hacia la superficie más amplia del otro blanco, el pecho.

Cuando el minpopoinjust Tarek El Aissami, en su angustia por sacudirse las consecuencia de esos dos asesinatos, alega que las armas de los policía de polifalcón estaban en la aeronave, miente descaradamente y tómese en cuenta que eso no significa que las armas de estos policías no hayan podido ser utilizadas para realizar algunos disparos por funcionarios del CICPC y una vez que fueron detenidos y desarmados.

El contingente CICPC:

Amaya Venancio (ONA) Colmenares Juan Gil Luis Mudalel Orlando
Aponte Miguel Coronado Anderson González Manuel Mundarain Joxim
Arnedo José Castro Gregorio González Pedro Padilla Wendy
Alvarez. Jesús Carreño Nestor Gutiérrez Rafael Rodríguez José
Alvarez Ernesto Díaz Oswaldo Guarapo Pedro Rincones Cesar (BAE ).
Armas Kerwin Fariñas Marianela Hermoso Owerman Rosa Irvin de la
Aguilar Marcelino Flores Luisa Hernández José (herido) José Sánchez
Alirio Castellanos Fuenmayor Danilo León José Toro Hector
Cadiz José García Ingrid Lucas José ( BAE ) Torres Jhon ( BAE
Carrero Nelson Godoy Rafael Martínez Douglas ( BAE) Tovar Miguel

Quid pro quo

Como de costumbre, este especializado titiritero de la cocaína y criminal en serie con ya casi tres décadas de actividad, habituado está ya al método y ahora tratando de resolver el entuerto –como siempre desde un lugar bien seguro– optó por ordenar esos dos disparos para las drásticas eliminaciones sumarias; pero luego en los ya angustiados grupos –civiles y militares– sobre los que ha soportado y soporta su impunidad, impone sus directrices desplazando las expresiones verbales hacia los métodos de acción directa y esto lo ejecuta en un escenario donde todos y cada uno los implicados de alto rango –soleados o asoleados– están tratando a como de lugar, de hacerse a un lado para sacudirse las indelebles salpicaduras de esos dos asesinatos en sus expedientes de servicio, que, como es ya bien conocido, antes que curriculums semejan ya más bien, prontuarios.

Baste agregar al citado retrato hablado, las particulares capacidades en el estilo de ejecución sobre el terreno, con lo que quedarían a la luz tanto la experiencia como las desarrolladas, probadas y afinadas capacidades “técnicas” del sujeto de marras, desde aquellas viejas masacres de estudiantes, luego la de inocentes desarmados en la frontera con Colombia http://rriverom20025.wordpress.com/2011/09/01/masacres-y-asesinatos-en-serie-19822004/; después con el “… bájame otra mano de cambur…” dictada desde su escritorio y como orden directa para los francotiradores el 11 abril de 2002; con la muy bien planificada, mejor elaborada pero frustrada masacre con aquel montaje de “Los Paracachitos” en el mes de mayo del 2004 http://rriverom20025.wordpress.com/2011/08/31/paramilitares-en-el-hatillo-los-paracachitos/, de nuevo se percibe en la acción si bien soterrada y tras bastidores, pero siempre listo a mover sus controladas piezas y que éstas asuman posiciones e impidan la investigación criminal.

Capacidad instalada

Ayer frente a las precisas acciones en curso del juez militar Ángel Edesio Zambrano Chaparro al dictar medidas en contra de los funcionarios, civiles y militares involucrados en la Masacre de El Amparo, presionó a la secretaria privada para que ésta a su vez presionara a su jefe Jaime Lusinchi, tanto para la fundación del CEJAP como para luego del entuerto al descubierto, cubrirle la espalda al ordenar al Ministro de la Defensa que despojara del expediente a ese juez y radicara la causa en el tribunal militar de Caracas, se dictaran las medidas en beneficio de los funcionarios que intervinieron en esa y otras nueve masacres más. Sobre el 11A y “Los Paracachitos”, públicamente el asunto ha sido asumido por el propio Hugo Rafael Chávez Frías y hasta ahora han silenciado investigación criminal y causa penal derivada.

Y pareciera que de nuevo en el silencio, desde su asegurada posición como Presidente del Tribunal Disciplinario del PSUV, hace gala de las habilidades este titiritero de la cocaína; aprovechando la ignorancia, la cobardía y con la dispensa de ganancias líquidas depositadas en cuentas dentro y fuera del país para soleados y no soleados o asoleados, logra complicar directamente en el asunto de la YV–2531 a todo el cuadro de mando en seguridad pública del gobierno revolucionario, hasta el punto de que el propio Hugo Rafael Chávez Frías, es llamado a terciar en el asunto y fijar posición pública, fija la línea oficial de la revolución, al definir el asunto como “Operación de Droga Controlada”.

Conclusión

Salvo prueba en contrario, Ramón Emilio Rodríguez Chacín, alias “El Rambo Venezolano” (Hugo Chávez dixit), jamás ha perdido oportunidades para dar continuidad a su principal actividad.

Desde las primeras pruebas de campo –Cantaura, Yumare–, pasando por todo el proceso de creación y consolidación del Corredor Seguro para la Cocaína, depósitos incluidos; con AD, Copei (1982/88), MVR200 y PSUV (1992/2011); hoy desde su asegurada posición como Presidente del Tribunal Disciplinario del PSUV, garantizando su impunidad, opera con la más efectiva libertad en el negocio de la cocaína; fuere con sus avezados broker, Walid Makled García, fuera valiéndose de la ignorancia, inexperiencia, idiotez y cobardía de presidentes, ministros y de jefes policiales de ayer y hoy, tiene ahora “el sartén por el mango” y entre químio y químio –allá o aquí– de su principal protector, mantiene dinámica y vigente las garantías de suministros de la cocaína para los carteles mejicanos o cualquier otro que le pague el precio.

Vista desde esta perspectiva, el asunto de la narcoavioneta YV–2531, siendo suficientemente claro, pareciera entonces que Miraflores no sólo nada, cabalga sobre la escala de Richter desde el momento en que, imperando la lluvia de dólares americanos por sobre esa necesidad de apoyos incondicionales en función de la indispensable permanencia en el poder de Hugo Chávez Frías, la estrategia de la cocaína está ya tan imbricada en el gobierno revolucionario que, indiscutiblemente, estremece ya los debilitados cimientos sobre los que se soporta el poder político en Venezuela.

Vale a tenor de esta nueva evidencia, aquella vieja pregunta de notas anteriores y que aun no ha sido respondida:

¿Quién realmente tiene y ejerce de hecho y en los hechos, el poder político en Venezuela?

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