Saturday, December 11, 2010

De terrorismo y sus misiles y granadas autopropulsadas

Los Igla-S Manpads: SA-24

Rafael Rivero Muñoz
Caracas 101210

“… Lógica deductiva…” Charlie Chan
(Personaje de Earl Derr Biggers 1923)

Se tienen que considerar: (a) un muy trascendente antes, (b) un muy significativo e importante durante y (c) un definitivamente trascendente y potencial después en esto de los wikileaks difundidos.

Especialmente, aquellos wikileaks que hacen mención a los recién adquiridos sistemas autónomos para la defensa antiaérea vendidos a Venezuela por Rusia, los conocidos y ya famosos Igla-S, Manpads o SA-24.



A tenor

En una extensa nota anterior, se hizo una pormenorizada apreciación en gráficas y texto sobre las muy particulares características y las derivadas falencias de lo que se pretende sea reconocido y aceptado como el vigente Sistemas de Seguridad Pública de Venezuela; que no es un sistema, menos aún puede ser reconocido como seguridad y que atiende casi en exclusiva los intereses privados de camarillas en detrimento de unos etéreos o inexistentes intereses públicos.



Para ello y dejando a un lado ideas, conceptos y teorías académicas, acudimos sólo a lo práctico –la praxis ya que tanto Marx está presente en la política–. A lo que está vigente y funciona sobre el terreno de las realidades políticas, sociales y criminales, puestas a la luz con evidencias simples o complejas precisiones en el The Makled Complex: http://rriveromunoz.blogspot.com/2010/12/politica-de-las-drogas-y-las-drogas-en.html

Realidades

Un intrincado de circunstancias relacionadas expresamente con la seguridad pública y la de Estado, donde quedan a la luz el cómo, por qué,para qué y desde cuándo, fue vulnerada toda la estructura de un gobierno en funciones, por un broker del ilícito "negocio" de las drogas.

Individualidad cuya exclusiva tarea está dedicada sólo a la atención de los intereses de los productores y traficantes colombianos, de los mayoristas, de carteles mejicanos y del nuevo cartel de las drogas, Al Qaeda, para la coordinación del transito, embarque y salida desde puertos y aeropuertos venezolanos de los cargamentos multi-toneladas de drogas hacia los mercados norteamericanos y europeos: Centro América y África, como puente o puntos de acopio, reaprovisionamiento de aeronaves y para el reembarque de cocaína destinada a USA y a Europa.

Determinantes

No es posible obviar el trascendente detalle que señala que quienes han controlado y controlan en Colombia gran parte del negocio –la siembra, recolección, producción, empacado y tránsito de cocaína– son las FARC; pero además, las FARC como fuerza militar irregular operando en territorio de Latinoamérica y las unidades de Al Qaeda, también fuerza militar irregular operando en y desde el territorio de África, están clasificadas en el concierto de naciones, como grupos o unidades terroristas internacionales.

Así, en ambas organizaciones –FARC y Al Qaeda– se juntan en paralelo tanto las actividades del negocio de la cocaína –fuente de financiamiento para la subsistencia sus estructuras y para las operaciones militares– como aquellas destinadas a la organización y ejecución de los actos de terrorismo en cualquiera sea el país o lugar.

Indiscutible en consecuencia, que esa ejemplarizante dinámica expuesta sobre la activa infraestructura, a la luz pública luego de las declaraciones de uno de los ejes de una de sus sub-estructuras, Walid Makled García, debe y tiene que ser considerada como determinantes de terreno, cuando se impone el tratamiento del tema que nos ocupa en esta oportunidad: Los terroristas, el terrorismo y el acceso a los misiles MANPADS om cualquiera sea el modelo de granada autopropulsada.

Seguridad Pública

A. Desde la óptica de una observación prospectiva y tomando en cuenta la perceptible ausencia de las capacidades y de calidad profesional instalada en Venezuela –tanto en los mandos superiores y medios, políticos y técnicos, como en el personal en línea– y la derivada, evidenciada y latente ineficacia de y en las operaciones de los órganos de ejecución material de las medidas de policía, responsables tanto por la seguridad de los habitantes y sus bienes como de aquella del propio gobierno en funciones. Incluyendo las capacidades “técnicas”, el número de personal in situ fijo o itinerante, sus objetivos y aquellos propios a sus mandos y coordinaciones extra fronteras del servicio de seguridad cubano, G2.

B. Como determinantes e indicativo de una de las prioridades excluidas de y en las consideraciones y desempeños conocidos en más de 132 meses de ejercicio continuado de gobierno, son el acumulado de 160.000 y tantos asesinatos de moradores del territorio y sin que en estos últimos cuatro mil y tantos días, se haya implementada y ejecutado respuesta oficial alguna por parte de uno u otro sean los responsables de la seguridad interna venezolana.

C. Comparadas esas particularidades a su vez con: (i) la capacidad, (ii) la oportunidad y (iii) el motivo. Manifiesto en la demostrada competencia para la articulación de actos criminales de una ensayada y decidida combinación de esas tres determinantes sobre los que se programan la planificación, la logística y la ejecución de uno cualquiera sea un ataque terrorista: Son ataques letales dirigidos contra colectivos no prevenidos de peligro de la población civil desarmada –deliberante más no beligerante–; sea ello dentro o fuera del territorio venezolano.

D. Asumiendo las ya conocidas habilidades –política y técnicamente no sujeta a un sostenidos y supervisado programas de escrutinio y de control oficial– en la ubicación física, los complejos desempeños y actividades de las individualidades y/o colectivos activistas del terrorismo, residentes o en tránsito en el territorio venezolano.

E. Sean las unas apoyadas o autónomas, abiertas o secretas, descaradas o encubiertas, individuales o colectivas, de nacionales o extranjeros, conocidos o no, activos o supuestamente inactivos, sembrados o durmientes en Venezuela; algunos de experimentados éxitos y con antecedentes criminales, sujetos o no a investigación y juicios allende fronteras; o trátese de simples novatos en proceso de entrenamiento, sea ya en su fase de bautismo de fuego, de prueba de campo o de simple iniciación.

F. Conocida es ya la tendencia y las potencialidades internacionales en la ejecución de las operaciones terroristas.





G. Considerando la planificación, la preparación o la ocurrencia de la modalidad de actos de terrorismo, desde sus potencialidades según clasifican expertos internacionales, a saber: Venezuela aparece en el rango de “Riesgo Medio”, España como “Alto Riesgo” y Colombia por su parte clasifica como “Riesgo Extremo”.

H. Entran ahora en juego los “dispara y olvídate”; los Manpads por sus siglas en inglés (Man-portable air-defense Systems), que son misiles ligeros guiados tierra-aire, dotados con un rastreador de infrarrojos que una vez disparado lo guía hasta su blanco sin ningún otro tipo de acción por parte del operador y que se disparan desde un mecanismo tubular desde el hombro de un operador.

Precedentes

I. Sabido es que el primer intento terrorista confirmado con este tipo de misiles, fue descubierto y neutralizado por las autoridades italianas cerca del aeropuerto Fumiccino de Roma. Cinco años después de ese primeritento, insurgentes en Rhodesia apoyados por la Unión Soviética, lograron el primer ataque exitoso a un avión comercial, causando su caída y la muerte de 28 de sus 56 pasajeros.

J. Son 27 los grupos armados no estatales que poseen este tipo de armas, o bien que se sospecha que podrían tenerlo a disposición; entre esos grupos, resaltan dos de interés particular en el momento: Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), también de Colombia.

K. De las mismas fuentes consultadas, se conoce que decenas de estos misiles han sido disparados contra aeronaves civiles y militares, resultando en varios desastres aéreos con más de 200 víctimas mortales en los cinco últimos años.

L. Refieren como detalle las informaciones internacionales, una abortada operación para asesinar al titular de la presidencia de la República de El Salvador, Elías Antonio Saca González y aseguran que un traficante de drogas identificado como George Nayes derribaría el helicóptero con un “lanzador de cohetes de disparo preparado”, un SA-7 (http://www.comunidadesegura.org/?q=es/node/37592).

M. En un mismo documento oficial donde se cita la reunión del presidente de México con el de El Salvador, se hace una significativa acotación acorde al tema y organizaciones de nuestro interés en este asunto en comento: “… el Presidente Calderón transmitió al Presidente Rodríguez Zapatero y al pueblo español su pesar por el atentado terrorista cometido en contra del ex Concejal del PSOE, Isaías Carrasco Miguel, quien fue asesinado por ETA en una localidad del país Vasco, el pasado 7 de marzo…” (Gobierno de México, Crónica Mensual Nº 16 marzo de 2008)

Contingencia

Dentro y fuera de Venezuela, no pueden ser ignoradas ninguna de estas condiciones y determinantes de terreno y de hechos concretos vinculantes, habida cuenta de las características y antecedentes muy particulares de este especializado equipamiento militar que nos ocupa y de la observación comparada de importantes detalles de un antes y de un durante.

Queda por tanto suficientemente sustentado lo que en forma insoslayable determinaría un eventual después en este asunto de los MANPADS venezolanos.

Ese del cual ningún funcionario de esta o cualquiera otra sea la Administración en Venezuela, a todo lo largo y ancho de su tiempo de servicio y línea de mando jerárquico, como expresión propia de una “Voluntad Administrativa”, podrá soslayar o pretender reducir responsabilidades escudándose en la obediencia debida y para evadir las propias frente a una cualquiera sea la instancia jurisdiccional interna o extrafronteras donde eventualmente éstas sean dirimidas.

Un antes

1. El 28/07/04 la agencia de noticias DPA refiere las declaraciones tanto del Ministro de Interior y Justicia general Lucas Rincón Romero como del Ministro de la Defensa general Jorge García Carneiro, donde se daba cuenta del oficial del robo, distracción y pérdida de control sobre un acumulado de unas 100 toneladas de explosivos, la mayoría de ellos “extraviados” del Almacén de equipos y armamento militar Cedeimague, ubicado en la ciudad de Puerto Cabello en el estado Carabobo.

2. Dentro del inventario de ese “extravío” se incluían las varias presentaciones comerciales de explosivos militares detonantes de alto poder; entre otros, más de 5.000 barras de C4 (hexógeno), varias cajas con granadas fragmentarias, varias cargas de TNT, toneladas de cordón detonante (Pent); por cajas, millares de detonadores eléctricos y no eléctricos.

3. Para la fecha de redacción de esta nota, a más de dos mil (2.000) días de ocurrencia de esa secuencia de eventos y de las ulteriores informaciones oficiales relacionadas con el “extravío” de esas 100 toneladas (algo así como dos contenedores y medio repletos de explosivos; todo bajo el exclusivo y excluyente control de unidades militares venezolanas), ninguna otra información oficial ha precisado: ¿Dónde están y quien tiene el control sobre esas cien toneladas de explosivos militares?; ¿cuál ha sido el resultado de las investigaciones administrativas y penales?; ¿quiénes han sido identificados como los responsables en el incumplimiento de sus deberes de custodia?. Todo se resume a un expreso silencio oficial.

4. Ya en notas anteriores se ha hecho expresa referencia sobre el muy particular detalle del excepcional uso del hexógeno (barras de C4) en el atentado de la ETA contra el edificio T4 del aeropuerto de Barajas el 31/12/006: Donde fue destruida toda la tabiquería de un enorme edificio de cinco plantas, más de 500 vehículos y la muerte de dos ecuatorianos.

Un durante en WikiLeaks

a. No se tienen indicadores que determinen que Venezuela está preparada para implementar una adecuada seguridad física para la administración y un manejo de almacén sujeto al estandar internacional.

b. El 19 de noviembre 2008 la agencia de noticias Novosti informó que la Rosoboronexport firmó el más importante contrato para el suministro de Igla-S Manpads a Venezuela: http://www.youtube.com/watch?v=u_XT0nzvIGQ.

c. Informaciones fechadas en marzo de 2008 indican que oficiales del gobierno venezolano han tratado de facilitar armas comercializadas en el mercado negro y gris a las FARC los discos duros indican específicas discusiones entre funcionarios del gobierno venezolano y las FARC sobre el aprovisionamiento de MANPADS

e. En septiembre de 2008 el U.S. Department of Treasury's Office of Foreign Assets Control (OFAC) tomó medidas contra los oficiales del gobierno venezolano: Hugo Carvajal Barios, Henry de Jesús Rangel Silva y Ramón Rodríguez Chacín por asistencia material en las actividades de narcotráfico de las FARC

f. En los ordenadores incautados por el Ejército colombiano a uno de los jefes de las FARC, Raúl Reyes, aparecieron mensajes de militares venezolanos a Luciano Marín Arango, alias Iván Marquez, miembro del secretariado de las FARC, ofreciendo estas armas a la guerrilla colombiana
(http://www.elpais.com/articulo/internacional/papeles/FARC/acusan/Chavez/elpepuint/20080510elpepiint_6/Tes).

g. El 8 de noviembre 2008, Hugo Chávez recibía en Caracas a Luciano Marín, alias Iván Márquez, dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC)

h. Otra reunión secreta. En ella, el presidente venezolano “aprobó sin pestañear la solicitud” de 300 millones de dólares [194 millones de euros] hecha por la guerrilla marxista. Además, se diseñó un plan para recibir en la región venezolana del Orinoco el armamento enviado a las FARC por dos traficantes australianos y se puso en marcha un mecanismo de coordinación entre la guerrilla y el Ejército venezolano.

i. Dos hombres muy cercanos a Chávez encabezaban hasta esa fecha los contactos: el general Hugo Carvajal, jefe de la Inteligencia Militar, y el capitán de navío Ramón Rodríguez Chacín, actual ministro del Interior. Los interlocutores de la guerrilla en Venezuela eran Iván Márquez y Rodrigo Granda, alias Ricardo.

j. Correo del 4 de enero de 2007, Iván explica que el general Carvajal y el general Alcalá les van a hacer llegar ‘la próxima semana bazucas [lanzagranadas] de gran potencia, de los cuales 10 serán para Timo [Timochenko, otro comandante guerrillero en la zona fronteriza] y 10 para acá’. El general Alcalá, además, iba a hacerse cargo del puerto de Maracaibo, “una gran ventaja"

k. "Los aparatos que hemos recibido con Timo son cohetes antitanque de 85 mm., 2 tubos y 21 cargas. El amigo dice que tienen más de 1.000 cargas, y que próximamente nos harán llegar otras más", escribe Iván el 20 de enero. El general Carvajal se ha comprometido "a traer un ofertante de armas de Panamá"

l. marzo de 2007, Timochenko escribe que sus amigos de la inteligencia venezolana les ofrecen "piezas para construirlos y garantizan el viaje para enviar a un propio al Medio Oriente a realizar un curso en el manejo de cohetes"

m. "Las FARC utilizan a Chávez", dicen fuentes colombianas. En febrero de 2008, en el curso de una reunión secreta en Barinas, Chávez (que aparece ya en los correos con el seudónimo de Ángel) asegura que tiene listos los primeros 50 millones de dólares. "Nos ofreció la posibilidad de un negocio en el que nosotros recibimos una cuota de petróleo para comercializar en el exterior, lo cual nos dejaría una jugosa utilidad", escriben Iván y Ricardo. El gerente de PDVSA [la petrolera estatal] está presente.

n. Chávez se muestra exultante. Les organiza una cita con autoridades de Bielorrusia para conseguir armamento en el mercado negro. Y ofrece pagar con fondos de PDVSA los abogados de Simón Trinidad, comandante de las FARC juzgado en EE UU por secuestro y narcotráfico. Veinte días más tarde, el Ejército colombiano ataca el campamento de Raúl Reyes (http://www.elpais.com/articulo/internacional/papeles/FARC/acusan/Chavez/elpepuint/20080510elpepiint_6/Tes)

o. El gobierno venezolano envió diez especialistas a Kolomna Rusia para comenzar el entrenamiento con el Igla-S MANPADS, cinco de ellos serán entrenados en tareas de inspección de equipos en febrero de 2009

Un después

Que se dibuja en grandes y finos trazos de acuerdo al interés, al tiempo del cual se disponga y a la óptica de detalles que se adopte en una observación imparcial; mas suficientes elementos de información han sido difundidos por los medios de comunicación sobre este asunto del terrorismo con el uso de misiles y de granadas autopropulsadas; equipamiento militar de muy especial interés de los grupos e individualidades que operan en el terrorismo tratándose ahora de la más avanzada y efectiva arma antiaérea, los modernos MANPADS S-24 de fabricación rusa, ya en los depósitos de equipos bélicos y en las especializadas unidades militares venezolanas.

Si el “extravío” y el silencio oficialmente reconocido sobre las cien toneladas de explosivos de CEDEIMAGUE y de otros almacenes militares venezolanos, pudo proveer en su momento a la ETA y a las FARC no sólo de la logística para las pruebas de campo y para el entrenamiento especializado de sus artilleros, sino también y eventualmente ser la fuente del específico detonante (hexógeno, C4) para incrementar substancialmente las capacidades de demolición en el atentado y los artificios explosivos utilizados en el Aeropuerto de Barajas en el 2006 y que eso haya quedado definitivamente en ese impuesto silencio dada las severas implicaciones que de ello derivarían tanto sobre el gobierno venezolano de Hugo Chávez Frías como en el gobierno español de José Luís Rodríguez Zapatero.

Que ahora con el potencial acceso a uno o más MANPADS venezolanos sea posible para las FARC, para la ETA o para cualquier otro sea el grupo y que en sus objetivos bélicos y desempeños terroristas hagan uso de ellos sobre aeronaves civiles, sea en Colombia, “Riesgo Extremo”; sea en España, “Alto Riesgo” o sea en Venezuela, “Riesgo Medio” o en cualquiera sea otro el país, difícilmente se podrá mantener el silencio como en el caso de las cien toneladas de explosivos “extraviadas”.

De suceder ello y ser señalada la posibilidad de Venezuela como proveedora del artefacto explosivo, la única posibilidad para todos y cada uno de los responsables por la seguridad y control de los MANPADS recibidos y almacenados en Venezuela, no será nunca una cuestión de simples alegatos o de elaborados comunicados o desmentidos –verbales o escritos¬ de uno y otro sea el encargado de la custodia de todos y de cada uno de los MANPADS.

Sólo una "Cadena de Custodia", validando documentalmente y paso por paso transporte, recepción, almacenamiento, custodia, resultados de inventarios periódicos de existencias en cada unidad a la cual haya sido asignada cada pieza; certificación oficial validada por las firmas de responsables en el desplazamiento interno y externo a almacenes y en el uso de cada individualizada pieza; atestado cada paso con las firmas de cada funcionario y los sellos de cada unidad o dependencia, podrán, quizás eventualmente probar la diligencia debida, el hacer pertinente y reglamentado hacer individual y quedar exenta cada individualidad de responsabilidades criminales.



He allí con precisión los términos que deberán ser pautados y supervisados por toda una línea de mando militar y civil, técnico y político, una vez que una u otra unidad e individualidad sea o esté vinculada a la custodia de los Igla-S Manpads: SA-24.

Vale recordar a tenor aquellas dos expresiones populares: “… Guerra avisada no mata soldado..."; y si lo mata, es por pendejo; frente a hechos concretos, afirmaba siempre Juan Vicente Gómez: "... Qué culpa tiene la estaca, si el sapo salta y se ensarta...".

Wednesday, December 1, 2010

Política de las drogas y las drogas en la política

Rafael Rivero Muñoz
Caracas, 30/11/10

"... La política es el paraíso de los charlatanes..."
George Bernard Shaw (1856-1950)

Abordamos un complejo tema en el ámbito de la seguridad pública contemporánea en Venezuela; asunto que dado lo intrincado de la trama y de las complicidades puestas al descubierto, se tiene que abordar sobre los hechos materiales que lo exponen a un articulado escrutinio; por ello, se soporta en las informaciones públicas de un caso criminal en pleno desarrollo y sobre el cual y para dar continuidad a la práctica del conocido instinto natural del gato convertido en conducta "política" en Venezuela –como se observa–, se articulan desde ya los medios y las precisas designaciones de las conocidas y experimentadas cabezas o piezas del juego, en los puestos claves del sistema de administración de justicia.

Es un asunto que si bien para algunos puede apenas asomar interés, para otros, muy posiblemente, pudiere representar una trascendente gravedad para el presente y para el futuro del gentilicio venezolano dentro y fuera del territorio y, evidentemente, del país como entidad política en el concierto de las naciones.

Es la simple, enrevesada y conocida historia donde, con la observación y graficado del caso de Walid Makled García, tenemos la oportunidad de percibir y de mostrar a otros en crudo, ese no tan oculto mundo donde la política, el crimen y los criminales, acuerdan y conjugan sus intereses en función de unos desempeños a imagen y semejanzas de los viejos tiempos de piratas, corsarios y bucaneros.

Aquellas hordas criminales quienes, siglos atrás, operando o no desde sus asentamientos y puertos en las islas de El Caribe, por los medios más violentos, asaltaban y tomaban bajo el control de las armas, toda ciudad que estuviera al alcance de sus cañones.

Esta vez, como veremos, no necesitaron cañones; luego de décadas de sus fracasos, bastó que el dejar de ser y el dejar de hacer de la política en Venezuela brindara ese resquicio y puerto por donde iniciar el abordaje para que lo lograran, sin disparar un cañón, ni siquiera un tiro y se hicieran por persona interpuesta, de la estructura del Estado en Venezuela.

Allí, donde se apoderan y controlan las riquezas; que sus subalternos convertidos en asociados y soportes locales, a cambio de un depredador apoyo, también buscan y disfrutan por habilitados medios del dinero fácil y sin esfuerzo mientras a la vez reparten y se reparten el sobrante o los restos del botín.

Se trata de una concatenada secuencia delictiva que no es nueva pero cuyas incidencias y derivados, desde nuestra limitada perspectiva y al igual que muchos otros desde las propias, hemos comentado con insistencia y que aunque en algunos momentos del pasado, sobre otros hechos criminales vinculamos también a aspectos concretos de las inconsistencias políticas en la seguridad pública, pareciera que jamás hayan sido considerados y analizados y por tanto, no recibieron, ni los unos ni lo otro, la pertinente atención del estamento políticos.

Pero es que tampoco del estamento social en lo que ahora se conoce como la sociedad civil y pareciera además, que ni siquiera del estamento profesional en cualesquiera fueren una u otra de sus múltiples y variadas especialidades.

Hoy, derivado directo de esa característica del dejar hacer y del dejar de hacer, del abandono o más bien de la dinámica de la evasión al conflicto como se traduce en política, se presenta con unas particularidades jamás registradas en la historia política y criminal de Venezuela; además, con unos potenciales derivados, cuyo ámbito, definición y tratamiento, por razones de espacio, se abordarán en otro momento.

Para unos y otros lectores se aborda en dos formatos.

Una primera parte en una veintena de gráficas que permitirán, esperamos, tanto una visión de conjunto –visión de helicóptero como la denominan algunos entendidos en la expresión moderna de la administración de empresas–, como la observación de las importantes y articuladas interrelaciones y trascendentes interdependencia que muestran la atención de unos y otros detalles.

Para los otros, los que dispongan del tiempo y del interés en el tema, una segunda parte en veinte mil caracteres, donde se aborda el texto y el contexto de ese antes, de ese durante y quizás, la percepción de un después que a lo mejor está a la vuelta de la esquina.

Como ha quedado ya definido en las expresiones de una titular de la Fiscalía General de la República y de una y otra organización policial para la investigación criminal, quienes a pesar de lo ya hecho público, no han iniciado la obligada –por ley– actividad de recopilación y documentación de los hechos señalados, ni la interpelación de tanto personaje identificado con pelos y señales, soportados en la espera de la supuesta extradición del citado eje del asunto, el sirio-venezolano Walid Makled García.

Causal mas no casualidad; se percibe una muy ajustada conducta a lo que ha sido y es un axioma en la investigación criminal y que uno de sus reconocidos estudiosos, Harry Söderman (1902-1956), afirmara en pocas palabras: "... El tiempo que pasa, es la verdad que huye..."

Primera parte




























































Segunda parte

La sostenida e imperturbable inconsistencia política

Como hemos afirmado en múltiples notas, en materia de seguridad pública, la primera vez que la política en Venezuela se concibió y ejerció en función de los términos pautados en una Constitución vigente, principio del abandono de la tesis promulgada por los intelectuales de la época, aquella del Gendarme Necesario de la cual su más gráfica expresión serían los desempeños de las ordas de "La Sagrada" de Juan Vicente Gómez.

Teniendo quizás como objetivo lo que en aquel momento pudiere considerarse como un incipiente nacer de variantes en los criterios políticos y sociales dominantes sobre la comunidad de moradores del territorio; hasta quizás, la idea del ascenso en estatus de las individualidades en la comunidad al considerarlo como ciudadano.

Fue a partir de aquel primero Decreto del 17/09/1936 donde se dispuso la creación de la Escuela de Formación de Agentes de Seguridad Pública; luego, con el proyecto de Ley de orden Público del ministro Alejandro Lara y la creación por decreto del Servicio Nacional de Seguridad del 04/08/1937.

De vuelta a las andadas

No transcurría mucho tiempo para que la dinámica política del corto plazo sin una visión ni un proyecto sustentable de futuro, de nuevo hiciera su entrada en escena con los Golpes de Estado que retomaron el camino del caudillaje.

Algunas de esas expresiones, fueron articuladas al interior de la organización de partidos de masa y hasta 1958, que de nuevo, sobre una contradictoria destrucción de lo avanzado en materia de seguridad pública, se retoma el camino y se decide recomenzar tomando como material humano de soporte, la sapiencia y la experiencia acumulada de las individualidades venezolanas que se entrenaron en esa primera escuela del año treinta y seis y siguientes.

Una muy particular variante distinguió esas decisiones: La pretensión de querer desvincular por completo a la función policial del ámbito de la política y su ejercicio, hasta el punto de organizar lo que en forma rimbombante sería la expresión más necia de la evasión al conflicto en expresión de la política venezolana a partir de 1830: La división del Código Penal en dos pedazos.

Así, nacen dos organizaciones paralelas de caracter nacional, el Cuerpo Técnico de Policía Judicial (CTPJ o PTJ), llamada la "policía apolítica", destinada a atender la mitad del código referida e identificada como los delitos comunes y la Dirección General de Policía (Digepol) denominada "policia política", destinada a atender el otro pedazo del Código Penal, al que se le identificó como el apelativo de "delitos políticos".

Quedan los ejemplos gráficos que lo confirman: Como los atracos a bancos, financieras y transportes de valores –Banco Royal de Canadá, Puerto la Cruz Anzoátegui–; como los asesinatos diarios de policías en las calles de Caracas; como el secuestro del industrial William Frank Niehous.

Siendo todos esos ejemplos delitos comunes, fueron sin embargo asumidos y tratados por el estamento responsable de la seguridad pública, como "delitos políticos" y por tanto, sujetos a jurisdicción especial, a la de los tribunales militares que, como fue y es hábito y costumbre, estaba y está sujeta a la discreción y decisión personal del Presidente de la República, quien la ejecuta por órgano del Ministro de la Defensa.

No sólo droga venezolana también, la mafia de Sicilia

Otros serían los casos criminales de connotada factura que, impedidos de poder ser sometidos a la jurisdicción militar, fueron sin embargo objeto de las más hábiles maniobras políticas destinadas a evitar la investigación y a anular cualquiera fuera la posibilidad de llegar a los "autores tras los autores"; los encopetados operadores y soportadores en las altas posiciones de decisión en el gobierno de turno; como en los casos del capitán de navío Lizardo Márquez Perez y su complejo de soportadores en el negocio de las drogas, uno de los cuales compartía espacio de oficina con un Ministro del Interior en funciones; el otro, donde al destaparse el asunto de los hermanos Cuntreras–Caruana de la Mafia original de Sicilia revelarían, algunas estrechas relaciones –impedidas de conocer y de ser investigadas a fondo– con otro ministro del Interior en funciones.

En esas y otras oportunidades, otras fueron las formas adoptadas por el alto gobierno para impedir la intervención de los profesionales de la investigación criminal y que los resultados de sus indagaciones, fuesen consolidados y sometidos a la consideración de la jurisdicción penal ordinaria.

Riesgos implícitos de una policía profesional

Simplemente, para la política y los políticos, en gobierno y en oposición, quedaron en esos citados eventos y muchos otros, configurados y materializados los enormes riesgos derivados e inherentes a la actividad de la policía profesional en cualquiera de sus especialidades y formas de proceder. He allí, justamente, el "trasfondo político" de la política de seguridad en Venezuela.

Y lo político del asunto no deriva de la actividad estrictamente profesional de la policía, sino de los riesgos que ello implica para algunas figuras y "figurones" de la política y esa la que hoy, en una de sus más gráficas y graficadas expresiones, ocupa nuestro interés.

En la pluma del francés Casamayor, dos de sus afirmaciones: "... Nada más peligroso para la política, que una policía que piensa..."; "... La policía no es represiva, represivo es el uso que de ella hace la política...".

Y agregamos, peligroso para la política de los políticos comprometidos y pagados con los fondos derivados del crimen.

Represión

Y tiene que reprimir porque en función de sus propios y particulares intereses deben y tienen que despojar a la policía de su memoria, de sus métodos, de sus capacidades técnicas, de la experiencia acumulada, de la capacidad administrativa y de los procedimientos validados en los desempeños de los profesionales para que la ejecución de cada investigación criminal tenga y mantenga en el examen controvertido, el valor de una ejecutoria técnica de la voluntad administrativa y que su materialidad satisfaga, en cada caso, lo pautado por ley, fuere ante terceros fuere ello por ante la jurisdicción.

Ese complejo de actividades técnicas que le ponen en severo peligro de cárcel como derivado de las conductas ilícitas; mientras y a la vez, para el gran público y los medios, se hacenecesario brindar la sensación de que algo se están haciendo.

Esa es la comedia que montan cíclicamente, a la que juegan y en la que vive la sociedad venezolana y que se manifiestan en los eternos, efectistas e ineficientes "Operativos Policiales"; en las redadas puntuales; en las alcabalas o retenes policiales; en los asaltos y en la violencia sobre población civil desarmada; en los extremos, en los conocidos y tan nombrado y nunca juzgados y sentenciados pelotones de exterminio y sus "Operativos Contra el Crimen" o las desapariciones y los calificados oficialmente como "ajusticiamientos".

Nace la primera Tribu Judicial

La segunda gran decisión política de la más grande y determinante incidencia en la historia de esa época a esta, fue la decisión del electo presidente Rómulo Betancourt de entregar el control de las decisiones de los tribunales de la República, al abogado David Morales Bello y en lo que con los años sería luego conocido como: "La Tribu de David".

Algo que hemos definido siempre como la más trascendente decisión política del "padre de la democracia", Rómulo Betancourt, al entregar el "hacha al verdugo".

La más importante "política" que caracterizó y caracteriza al período que se conoce como "El Sistema de Conciliación de Elites" (Juan Carlos Rey), el "Pacto de Punto Fijo" como fue conocido o "IV República" como es estigmatizado por esto que llaman "Revolución Bolivariana o Socialismo del Siglo XXI".

En definitiva, si antes operó a sus anchas esa "Tribu de David", hoy más cómodamente lo hace "La Banda de los Enanos" y como ha sido y es habitual, aquí nadie exige rendición de cuentas ni nadie las rinde y por tanto, todo se resuelve en el escándalo de hoy que tapa el de ayer; en la cómoda “política” de la ley del menor esfuerzo.

Las expresiones del mismo esquema político y de los políticos, para la atención, desatención y tratamiento orgánico del complejo de la seguridad pública, que se expresa en un mayor y más importante desmembramiento, casi absoluto, de todo lo que pueda ser conocido y reconocido como un sistema articulado en y por un Estado soberano, para la atención y tratamiento de sus atribuciones y deberes.

Letra muerta

Se trata de una ruptura total con los términos pautados en el cuerpo de leyes vigentes –para algunos expertos se trata de la "Ruptura del Pacto Social"– y todo responde ahora y por ahora, al impune manejo de los intereses privados que se imponen por sobre y en detrimento de los etéreos cuando no inexistentes intereses públicos, en manos de una cofradía de oportunistas designados a la cabeza de todos y cada uno de los llamados poderes públicos del Estado, dedicados casi en exclusiva, a complacer los caprichos expresados o no del líder de turno, esta vez bajo la sombrilla de una supuesta revolución.

Esa modalidad de conducta y hacer político que retrotrae por entero al país al Siglo XIX.

Contexto

En ese es el marco de referencia sobre el cual nos toca hoy dejar constancia escrita para el futuro, de lo que ha degenerado tanto la idea, como el concepto y la función de la seguridad pública en la Venezuela contemporánea: Son los lodos de aquellas aguas.

Simplemente, son los derivados de la evasión al conflicto, de la ley del menor esfuerzo y de la ausencia de rendición de cuentas; las tres características que han distinguido a la política venezolana en materia de seguridad pública y que, por la simple dinámica de los hechos, ha impuesto en este dejar hacer la ausencia total de una orgánica expresión de la "voluntad de la Administración" y por vía de consecuencia, del abandono total de toda forma de organización social y política regida estrictamente por los términos de unas normas pautadas y vigentes en un cuerpo de leyes, de reglamentos y procedimientos.

Siendo así, no puede tener un resultado distinto al que hoy debemos referirnos en este espinoso asunto donde ya, a estas alturas del devenir político y social, no queda otro camino posible que dejarlo sentado y sustentado en esta visión de conjunto que nos permite en un juego de gráficas captar la trascendencia e importancia de las relaciones, vínculos y eventos puntuales entre personas naturales y personas jurídicas operado dentro y alrededor de los responsables de las decisiones políticas de un gobierno y que, a los efectos son reconocidas y citadas como Personas Políticamente Expuestas (PPE).

Expuestas sí, a una masa y lluvia de dinero líquido en moneda fuerte, libre de impuestos y ajena a toda forma o expresión de control en su origen y destino: El paraíso revolucionario.

Silencio cómplice

La constancia que debe quedar registrada, especialmente, frente unos hechos públicos suficientemente publicitados por los medios de comunicación nacionales e internacionales y sobre todo, frente a esa ausencia de reacción social, de respuesta política y social pertinente.

Un derivado indiscutible de un silencio sepulcral de una llamada oposición política, en su mayoría integrada por muchos de los que en el pasado –uniformados no– hicieron y dejaron de hacer lo pertinente y suficiente para que esta "política" de hoy sea no ya una repetición de la de ayer, sino –en una escalada– la expresión material más aterradora para el ciudadano común y para cualquiera sea el observador imparcial que pretenda abordar el tema de lo que llaman eufemísticamente corrupción.

Hoy y mañana, escondidos algunos tras sus ansiadas sillas en la Asamblea Nacional –esas que, como confiesan, si no las ganaban se morían de hambre–, esperan pacientes sólo el propicio momento para participar en el reparto del botín –derivado del manejo de los fondos públicos, de las drogas o de cualquiera sea otro el "negocio" del momento– y que uno u otro émulo de Walid Makled García, comprenda y emprenda y también, cubra con semejante holgura, no sólo las mensualidades sino también, algunas de las insatisfechas "necesidades personales".

El Complejo Makled les estalló en la cara

Novedoso resulta, jamás conocido en la historia política y criminal de la Venezuela independiente, esto de las relaciones y de vínculos directos entre operadores del delito –en este caso el tráfico de cocaína– y tantos funcionarios a la vez y con capacidades de decisión ubicados en los más altos rangos de los poderes del Estado; jamás habían quedado tan a la luz pública como en este caso del "narcotransitante" Walid Makled García.

Nunca oficiales generales del alto mando militar y político, habían sido tan insistente y abiertamente señalados por los medios nacionales e internacionales y menos aún, que éstos hayan guardado ese silencio y que en ningún momento luego de esos señalamientos, hayan desmentido de alguna forma la especie lanzada de viva voz por un detenido y señalado por los servicios internacionales como uno de los responsables de la carga y despegue de aeronaves con multi toneladas de drogas con destino a los mercados internacionales.

Si bien es cierto que en el pasado se pudo identificar a una y otra individualidad con rango de ministro, de oficial general de las Fuerzas Armadas, de altos jefes de policía de uno u otro organismo; de miembros del Congreso, del Poder Judicial, de la Fiscalía General; identificados no sólo como soporte de delincuentes, también como autores tras los autores, también como autores directos de crímenes de distintas modalidades, tráfico de drogas incluido; también es cierto que algunos no llegaron a conformar causas judiciales y que el silencio cubrió los ilícitos.

Pero jamás, como adelantamos, en ningún caso fueron tantos juntos y en tantas posiciones de decisión interconectadas y tan claves a los intereses operadores del delito.

Jamás pudimos estar en presencia de una tal constelación de soportadores pagados directamente por un operador y facilitador en el tránsito, embarque y salida de drogas a los mercados internacionales por y desde Venezuela; quien a su vez, como lo expresa de viva voz, cubrió con enormes montos financieros líquidos y en dólares, una que otra "necesidad personal" de uno u otro PPE.

Extraño

Que un sólo sujeto –operador de una extensa red para el embarque y despacho de drogas desde Venezuela– haya podido construir o edificar en tan poco tiempo, no más allá de seis años, una tan nutrida y eficiente red de soportes oficiales de tan alto nivel de decisión política, hasta el punto de que resulta imposible excusar al alto gobierno de las responsabilidades por ello derivadas, puesto que una de dos, o estaba perfectamente consciente del asunto y lo toleró o lo ignoró en expreso, en cuyo caso, demuestra absoluta incapacidad para el ejercicio de unas responsabilidades de Estado.

Un sujeto, Walid Makled García, que se sepa, con un nivel de escolaridad bastante limitado y sin embargo y a pesar de ello, logra colarse y codearse al parecer sin mucha resistencia, entre un nutrido grupo de supuestos universitarios graduados en distintas disciplinas del saber y en especial, las de las ciencias militares que, asumimos, por simple ámbito de sus actividades, algún criterio formado sobre información y seguridad, deberían poseer.

Pero al parecer, frente a la posibilidad material para la acumulación rápida y sin esfuerzo alguno de una riqueza que se presentaba y expresaba en una enorme liquidez rápidamente disponible en moneda fuerte, nada importaba eso de codearse y divertirse con algunos hábiles comerciantes de baja ralea –en drogas o cualquier fuere otro el rubro–; de paso, dejando atrás cualquiera fuera el título y los valores profesionales que hubiesen acumulado en sus años de servicio en un organismos de seguridad y en entes oficiales.

Para entenderlo, sólo una razón. Recordemos que en sólo dos embarques y salidas de aeronave desde aeropuertos venezolanos coordinados por Walid Makled García –el del 2006 con las 5,6 toneladas en un DC-9 capturado en México y las 10 toneladas del Boeing 727; aeronave que luego de bajar la carga de cocaína fuera totalmente incinerado en el desierto de Mali en el 2009–, a la tasa que se cita como la pagada por Makled a sus soportadores uniformados, tres mil dólares por cada kilo (US$3.000,oo/kilo) de cocaína que se embarque y salga de las fronteras de Venezuela, significaron cuarenta y seis millones ochocientos mil dólares americanos (US$46.800.000,oo) los que pagó Makled por los servicios, asistencias y apoyo militar sólo en esos dos embarques de drogas.

Al precio actual del dólar en el mercado negro, fueron trescientos noventa y cuatro millones cuatrocientos mil bolívares fuertes (BsF.394.400.000,oo)

Las gráficas

Las gráficas de lo que hemos denominado el Makled Complex, se explican por sí mismas.

Paso a paso, entidad por entidad, sujeto por sujeto y eventos trascendentes seleccionados en cada momento, toman su lugar.

Asumimos que cada quien frente a cada una de las gráficas, estará dotado de suficiente capacidad para interpretar y para deducir desde su propia óptica lo que de ellas se desprende.

Y así, quizás, podrá estar en capacidad para entender ese juego y manejo de las promesas y de los lapsos pautados por Juan Manuel Santos Calderón quien se identifica como el “… nuevo mejor amigo…”, mientras a un Walid Makled García los exprimen en Colombia, los colombianos y los norteamericanos; entender los silencios de unos "soleados" o asoleados, las angustias de otros y las huidas hacia delante del líder de la revolución.

Cuando ya al fin Walid Makled García sea extraditado a Venezuela, si es que lo fuere de aquí a 18 meses, ya serán otros los que tengan a mano la información y los soportes con las cuales las sustenta; llegará y podrá ser enterrado, literal o no, en cualquiera sea la ergástula de la que disponga el régimen o en cualquier acondicionado local en el cuartel de la DIM o del SEBIN, al igual que a "Ricardo X" quedará en silencio para siempre o mientras dure el régimen.

Pero ya serán otros muchos los que hablen, los que investiguen, substancien, documenten, aleguen y prueben, juzguen y sentencien.

A cada quien con sus responsabilidades, asumimos antes y asumimos hoy, las que hemos considerado y consideramos aún como las que corresponden al ciudadano de pleno derecho en un Estado moderno y soberano.

Thursday, November 25, 2010

De la fragata Caldas al substanciado caldo





Es el juego de cachacos

Rafael Rivero Muñoz
Caracas, 201110

"… Qué culpa tiene la estaca, si el sapo salta y se ensarta…"
Juan Vicente Gómez “El Bagre” (1857–1935)

Cuando la prensa nacional tituló “… Juan Manuel Santos confirma que extraditará a Walid Makled a Venezuela y no a EE.UU …”, inmediatamente calmó el soponcio de Hugo Rafael Chávez Frías.

Reacción que se había disparado luego de las dos iniciales declaraciones por los canales de televisión colombiana, del sirio–venezolano Walid Makled García.

Mas sobre todo, alivió los apuros y angustias de todos y cada uno de los “Personajes Políticamente Expuestos” (PPEs) que integran esa silenciosa pero muy activa cofradía militar y civil que rodea al presidente venezolano.

Esos mismos, algunos de los cuales ya han sido expresamente mencionados con pelos y señales y desde su lugar de confinamiento de máxima seguridad en Colombia, por el “narcotrasitante” Walid Makled García.


Precisa el presidente Juan Manuel Santos Calderón: “… Yo le di mi palabra al presidente Chávez que una vez se surtan los trámites jurídicos, a los cuales estamos obligados, nosotros le entregaríamos este individuo a las autoridades venezolanas…”

Sin embargo en expreso, hace acotaciones claves previas a la satisfacción de la prometida entrega: “… el trámite para autorizar la extradición esta en las manos de la Corte Suprema de Justicia, que en promedio… se toma de seis a 18 meses para analizar esos pedidos… Y nosotros, que somos respetuosos de los procedimientos legales, pues vamos a esperar de la Corte nos de el visto bueno…” (EFE 161110)

Mensaje

Viene a coincidir con esas declaraciones del presidente Santos Calderón, otra información de la prensa colombiana referidas a la negación de la extradición a Colombia del condenado en ausencia por la jurisdicción de ese país, Yair Klein:

“… Las autoridades rusas dejaron en libertad al mercenario israelí Yair Klein, condenado en Colombia por instrucción y conformación de grupos paramilitares… trascendió que las autoridades rusas dejaron en libertad al mercenario israelí Yair Klein, arrestado en Moscú en 2007 y condenado en Colombia a más de diez años de cárcel por entrenar grupos paramilitares…”

Para negar la extradición: “… el Tribunal Europeo de Derechos Humanos se basó en el artículo tercero de la Convención Europea de Derechos Humanos, que prohíbe la extradición de un individuo a un país en donde correría el riesgo de ser sometido, a torturas, penas o tratos inhumanos o degradantes…

… Según los abogados de Klein, si este fuera extraditado a Colombia su vida podría correr peligro. La defensa del mercenario sustentó esta petición en una declaración realizada por el entonces vicepresidente Francisco Santos, quien afirmó que Klein ‘debería pudrirse en una cárcel colombiana’…”

Apunta la prensa colombiana: “… En el expediente en su contra reposan pruebas que lo relacionan con el asesinato de líderes de la Unión Patriótica y otras que lo sindican de haber introducido al accionar criminal del país novedosas técnicas para cometer voladuras de aviones, manejar explosivos a control remoto, entre otros…”(http://www.semana.com/noticias-nacion/yair-klein-libertad/147532.aspx)

Evidente

Sobre las supuestas diferencias o desavenencias entre los dos últimos presidentes colombianos –el saliente Álvaro Uribe Vélez y el entrante Juan Manuel Santos Calderón–, debe quedar muy claro para los interesados que, hasta ahora en los hechos, ambos presidentes han mantenido una consistente conducta política de seguridad.

En esos asuntos de seguridad del gobierno de Colombia, pareciera que nada es improvisado, todo ha sido pensado, estudiado, coordinado, decidido a tiempo y es ejecutado en los términos previstos y en función de Estado; si bien dentro de cada estilo personal pudiere haber diferencias propias a dos individualidades, no existen éstas en los asuntos que atañen a las relaciones de la presidencia con el exterior.

Una sola voz, de la voz de un Estado y por aquello que bien expresaría Alfonso Santiago (h) en la ocasión de su conferencia en los 150 años de la Constitución Nacional Argentina: “… Necesidad de tener en todo momento un proyecto claro de país. Las personas, las instituciones y los países necesitan tener proyectos serios y desafíos por delante, que los hagan unir y los hagan crecer. Señala el refrán que quien sabe donde va, aprovecha todos los vientos y quien no tiene rumbo, todos los vientos le son contrarios…”

Enfoque

A pesar de lo que expresen algunos “expertos” y “Salas Situacionales” en sus apreciaciones y recomendaciones al gobierno venezolano, en el asunto Walid Makled García debería quedarles claro: Ese affaire no se resume ni se puede atender sólo y exclusivamente desde la perspectiva de los intereses personales y políticos de un Álvaro Uribe Vélez o de un Juan Manuel Santos Calderón.

Allí estaría el término de un temerario error en la apreciación de objetivos, de los hechos y de las expresiones oficiales del Palacio de Nariño.

No se trata como se pretende en el caso de Juan Manuel Santos Calderón, de un juego de presiones solamente destinadas a lograr un pago oportuno de los haberes que venezolanos adeudan a la economía colombiana y que además, se imponga una regularización y estabilización de las actividades en la región fronteriza.

Eso es lo aparente, eso es lo que cubre; lo real está y se debe abordar desde una perspectiva mucho más compleja y complicada, tanto por las causas, como por los efectos.

Continuidad

Aseguramos en múltiples notas el consistente encadenamiento; sostenido en el tiempo y en el esfuerzo político de un Álvaro Uribe Vélez, tanto en la proyección futura cómo en el paso a paso frente a los asuntos de seguridad y las ligerezas de conducta de algunos de sus oponentes en el terreno internacional.

En el caso específico, Álvaro Uribe Vélez fue construyendo y consolidando un dogal, una trampa donde hoy está ensartada por el cuello la cabeza de Hugo Rafael Chávez Frías: El cómo y el para qué, apenas se vislumbra, si no se presta cuidadosa atención.
Al entregar el gobierno a su sucesor, Juan Manuel Saltos Calderón, Álvaro Uribe Vélez también entregó a la expresa voluntad de éste, el extremo de la cuerda: Allí está el camino trazado por la denuncia por ante la Corte Penal Internacional y allí están también, las oportunidades prácticas para la amplitud de maniobra que dejó en manos de su sucesor.

Diferencias de estilo entre ambos cachacos existen; uno más frío y peligroso que el otro. Lo que no ha existido ni existe –no se cree existirá a futuro en la relación con Hugo Chávez Frías–, es discontinuidad en el esfuerzo y menos aún, en los objetivos a corto, mediano y largo plazo del gobierno colombiano.

Esencia

Puesto que muchos de los detalles que se conocen y que ya han sido puestos a la luz por los medios de comunicación, en algún momento dentro o fuera de la jurisdicción venezolana, uno a uno habrán de ser considerados, investigados, comprobados, documentados, sustentados en sus particularidades, en sus enlaces, en vínculos, en sus orígenes, en sus causas y efectos y, evidentemente, probados en los términos que establezca el procedimiento y cuerpo de leyes vigentes en y para la instancia donde han de ser juzgados.

Hasta que esos evento no sea dirimidos y cerrados por sentencia firme por los tribunales, si bien los señalados no pueden ser definidos como delincuentes; en ausencia de esa sentencia sobre cada individualidad en particular, tampoco unos y otros puede alegar o pueden ser considerados, inocentes.

Sólo podemos ver por hoy, grosso modo a la luz de lo revelado en el complejo de actividades lícitas e ilícitas y de los manejos financieros del sirio-venezolano detenido en Colombia Walid Makled García, la expresión más cruda de un conflicto entre los prevalentes intereses privados de individualidades en posiciones de decisión política y militar y en contra y en detrimento de los intereses del Estado; en una extraordinaria y jamás vista dinámica donde definitivamente la política y el crimen se dan la mano.

Desde esa perspectiva, una de las primeras acotaciones que debemos dejar sustentada es el hecho de que, a pesar de las ingentes cantidades de dinero que manejó y maneja Walid Makled García mediando el complejo de empresas que organizó y administró desde sus iniciales estadios de pirata de carretera, técnicamente, no hemos estado ni estamos en presencia de un capo de las drogas al estilo de los conocidos miembros de los carteles –los hoy silentes o ya desaparecidos colombianos o los vigentes y activos mejicanos.

Posiblemente Walid Makled García estaba en camino de ello, pero, mucho faltaba y falta, para ascender y atender esas cualidades. Su misma conducta luego de su confinamiento en Colombia, son indicativos.

Ni cartel, ni capo

En el affaire, se trata por ahora, de un intermediario quien emergiendo de las oportunidades que le brindaron los ignorantes oportunistas y advenedizos hombres de uniforme transmutados por una revolución en políticos, Walid Makled García armó un complejo de relaciones y de sólidas complicidades, muy bien pagadas, inicialmente con dinero de la piratería de carretera, luego el derivado del tránsito de la cocaína.

Con esas oportunidades en sus manos, Walid Makled García activó una red o telaraña de actividades puntuales y se especializó personalmente en la coordinación efectiva para la captura, transporte, comercialización y distribución de mercancías robadas en las acciones de los piratas de carretera; de allí, en un proceso de expansión y de diversificación “empresarial”, puso su estructura a la disposición de los interesados y para articular el tránsito y el embarque de cargamentos de cocaína, fuera ya ésta en los depósitos o en tránsito por el territorio de Venezuela.

Dentro de esa actividad y por razones de “su negocio”, además de toda la infraestructura de apoyo oficial que –paso a paso– construyó pagando con buen dinero a seleccionados militares y civiles ubicados en los más altos cargos del gobierno venezolano, también estableció los estrechos vínculos con los financistas, proveedores, almacenadores y transportistas de la droga, desde los centros de producción hasta los centros de acopio y desde éstos, a las áreas físicas en los puertos y aeropuertos de embarque en Venezuela. Tanto para coordinar como para garantizar los cargamentos hasta su salida al exterior.
Se convirtió por la dinámica de los hechos, en un eficiente coordinador y artífice de una de las más grandes, encopetadas –y uniformadas– redes de complicidades que haya existido en toda la historia política y criminal de Venezuela.

Y ello, construido sobre los montos de dinero líquido en dólares que tuvo y tiene a su disposición derivados del negocio de la cocaína.

US$ 3.000,oo por cada kilo

Según dejan conocer algunas informaciones, los militares venezolanos recibían como pago por cada kilo de cocaína que salía de Venezuela hacia los mercados internacionales, tres mil dólares americanos (US$ 3.000,oo).

Siendo así, basta con apreciar las cifras derivadas de dos precisos cargamentos multi-toneladas coordinados por el complejo Makled: a) el DC-9 con 5,6 toneladas capturado en México en el 2006 y el Boeing 727 calcinado y ubicado en el desierto de Mali en África, donde fueron transportadas 10 toneladas de cocaína.

Por ese solo cargamento en el 2006, Walid Makled García repartió entonces entre militares venezolanos, (5.600 x 3.000) diez y seis millones ochocientos mil de dólares americanos en efectivo y en el 2009, repartiría sólo con el cargamento de Mali, (10.000 x 3.000) treinta millones de dólares americanos en efectivo que suman US$ 46.800.000,oo.

Es decir, en dos cargamentos, al cambio en un mercado promedio entre dólar SITME y dólar negro hoy (BsF 6,5/1US$) Walid Makled García repartió entre sus socios militares: Trescientos cuatro millones de bolívares fuertes (BsF 304.000.000,oo).

Complicados

Esa coordinación articulada por Walid Makled García, tuvo necesariamente que incluir a los propietarios de los cargamentos de drogas puestas a la disposición de su red de envíos hacia el exterior y es allí donde resaltan dos de sus más importante clientes y asociados, las FARC como financista y proveedor de cocaína –negocio al cual ahora, según los medios, también se estarían incorporando en busca de financiamiento para sus objetivo bélicos, miembros de la ETA– y los carteles mejicanos y ahora el cartel de Al Qaeda, como destinatarios finales de los embarques que manejaba.

Todos esos grupos, identificados en el concierto internacional como terroristas. Los dos primeros, operando tanto en el territorio colombiano como el venezolano y el tercero, operando en el territorio africano; unos concentrados en el mercado de mayor consumo, el norteamericano; el otro, el suplidor del dinamizado mercado de consumo europeo.

En otros términos, visto desde ese ángulo, Walid Makled García, por sus directas relaciones con funcionarios del gobierno venezolano ubicados en altos cargos y dependencias oficiales y por sus relaciones “comerciales” tanto con los representantes de los carteles de la droga como con los más connotados representantes de grupos de terroristas internacionales, las FARC, ETA y Al Qaeda, viene a constituir en términos prácticos, el eje de una bisagra donde por la simple dinámica de los hechos, confluyen para soportarse mutuamente los intereses políticos, comerciales, financieros y delictivos, tanto de una de las alas de la bisagra donde se ubican los múltiples e importantes representantes del gobierno en funciones en Venezuela, como sus equivalentes aglutinados en la otra ala de la bisagra; es decir, los representantes de las FARC, de la ETA y de Al Qaeda.

Dos períodos

Dos trascendentes hechos en el origen, uno de carácter internacional y el otro interno; político y militares ambos y vinculados a las relaciones con Colombia, vienen a coincidir; sólo que, en el segundo de ellos, fueron desempeños cubiertos por un manipulado manto de una supuesta reacción contra grupos colombianos operando en Venezuela pero que en definitiva, revelarían luego en sus resultados 26 años después, haber sido desempeños eminentemente delictivos y vinculados al rentable negocio de la cocaína.

Son dos secuencias de eventos que establecen –y no casualmente– una relación de continuidad entre dos gobiernos venezolanos:

El gobierno de Jaime Lusinchi, 1984/1989 y el actual gobierno de Hugo Chávez Frías a partir del año de su ascenso al poder, 1999.

a. Si bien en el gobierno de Jaime Lusinchi el 22 de Junio de 1987, éste se vio enfrentado a unos hechos que le impusieron ordenar un despliegue militar –y organizar el zafarrancho de combate– para enfrentar lo que fue en su momento considerado como una violación a los límites marinos y submarinos venezolanos y que se concretó cuando el comandante de la fragata colombiana Caldas, capitán de fragata Sergio García Torres, fondeó en la coordenada latitud 11º 47' 16"

Hoy, en la Venezuela revolucionaria de Hugo Chávez Frías y en función de esos precisos y defendidos intereses venezolanos en el área, éstos, visto el trasfondo de los hechos que revelan las declaraciones de Walid Makled García, se encuentran seriamente comprometidos.

b. Fue también en el período de Jaime Lusinchi, cuando se inició la organización y ejecución del proyecto para la ampliación y diversificación de las rutas para el tránsito de la cocaína colombiana por el territorio venezolano y hacia los mercados internacionales.

Esa infraestructura que hemos definido en múltiples notas como el “Corredor Seguro para las Drogas” y que se refiere a una extensa franja de territorio sometida a elaborados mecanismos de control y que une la frontera venezolana con Colombia, con las costas de Venezuela en mar Caribe.

Operador de ayer

Baste recordar en el caso del “Corredor Seguro para las Drogas”, cómo se organizó el desempeño, qué, cómo, cuándo y dónde se hizo y quién ocupó la jefatura de operaciones de la unidad militar/policial organizada a los efectos en el período de Jaime Lusinchi: Luego de dos pruebas de campo ejecutadas en el gobierno de Luís Herrera Campins, serían diez las masacres que se acumularían con más de cien asesinados; incontables los desplazados y los bienes expoliados.

El capitán de navío Ramón Emilio Rodríguez Chacín en aquel momento ejerció sobre el terreno y hechos, el comando de las operaciones militares; el comisario general Henry López Sisco, la coordinación y jefatura de operaciones de las unidades de policía.

Silencio de ayer

A pesar de todas las gestiones ulteriores al gobierno de Jaime Lusinchi, ninguno de los gobiernos subsiguientes, permitió jamás que se investigara, juzgara y sentenciaran esos asesinatos de civiles desarmados.

La información está perdida en los archivos y el tiempo pasó, nadie en uno y otro gobierno se atrevió a tocar el asunto, menos se ocupó de ello y hoy, estallan los resultados por obra y voz de un simple coordinador de embarques de cocaína con pretensiones de capo.

Operador del hoy

Ramón Emilio Rodríguez Chacín, el “Rambo Venezolano” como lo definió Hugo Chávez Frías, pasaría a ocupar en este gobierno revolucionario y desde su mismo inicio, una posición relevante como hombre de seguridad del gobierno y de la “revolución”; tanto, que fue designado en expreso como enlace de las FARC y del ELN en el asunto de los secuestros (Mely Carrero, Henry Boulton), en la liberación de secuestrados por las FARC y luego, sería designado en dos oportunidades como Ministro el Poder Popular de Interiores y Justicia.

Es decir, Hugo Chávez Frías, “no le dio nada” a Ramón Emilio Rodríguez Chacín, sólo, como en los viejos tiempos del “El Bagre”, “lo puso donde había”.

No resulta apresurado, ni fuera de una cierta lógica, pensar y asomar entonces las “coincidencias” y dónde está y cuál es la identidad de quien, complementando la obra iniciada en 1984 y para hacer mucho más seguro el “Corredor de la Droga”, movió las piezas y articularía en el Palacio de Miraflores, las ideas, las sugerencias, las recomendaciones y hasta las presiones “revolucionarias” necesarias, para que la agencia norteamericana DEA fuera expulsada de Venezuela el 8 de agosto de 2005.

Significativo que algunas fuentes de información señalen ahora que, ante la manifiesta incompetencia de Tarek El Aissami –subalterno que Ramón Rodríguez Chacín designó para sustituirlo al renunciar por aquel “espasmo cerebral”–, posiblemente, regrese de nuevo y por tercera vez al cargo de ministro de interiores.

En resumen

Quizás se pueda entender ahora hasta dónde lo trascendente que resulta para el gobierno revolucionario de Hugo Chávez Frías, silenciar de una vez por todas la fuente de las informaciones y que Juan Manuel Santos Calderón le entregue lo antes posible a Walid Makled García.

Interrogarlo hasta despojarlo de las evidencias que dice tener en sus manos, es la solución y luego, si sobrevive, enterrarlo hasta su muerte en una cualquiera de las ergástulas que dispone.

Pero esa entrega la tiene bien pensada y bien pesada el presidente y el gobierno de Colombia, será en su momento y cuando los objetivos sean satisfechos.

De allí esa oferta a futuro a su “mejor nuevo amigo”; sólo que éste tendrá que esperar cuando menos un año como promedio, dada la independencia de los poderes y la decisión política no será ni puede ser antes de la decisión jurisdiccional en manos del Tribunal Supremo Justicia de Colombia.

Mientras –en Colombia– no se pierde el tiempo en necedades, al “El Arabe W”, no sólo lo está exprimiendo en información y documentación el servicios de seguridad propios, también lo hacen los servicios norteamericanos mientras que de vez en cuando, para mantener, alimentar angustia y debilitar resistencias de este lado de la frontera, se deja que uno y otro canal de televisión se instale con toda su parafernalia en la cárcel de máxima seguridad, para escuchar, registrar y divulgar al mundo, los crudos señalamientos de Walid Makle García.

Y esos señalamientos cada vez más puntuales, tienen precisos objetivos y destinatarios, que si bien pudieren responder a los intereses de “El Turco”, resulta indiscutible que responden también, a los objetivos de los otros particulares que manejan el juego.

Conclusión

Ayer, la fragata Caldas, hoy un espeso y sustanciado caldo donde mantienen dinamizados los temores y las angustias de un Hugo Chávez Frías y las propias a los ya señalados militares y civiles de su entorno. ¡¡… Y los que faltan aún por señalar…!!
Nadie puede estar seguro que aquellos objetivos de Colombia con el desplazamiento de la fragata Caldas, no sean hoy los mismos de este caldo; uno emergente de ese pensado, elaborado y eficiente juego de cachacos, quienes sin lugar a dudas, han atendido y puesto en ejecución aquella máxima del filósofo de la guerra, Sun Tzu: “… El arte más refinado de la guerra es quebrar la resistencia del enemigo, sin tener que combatirlo en el campo de batalla…”

Si bien ayer (1987) Jaime Lusinchi, en reacción y frente a las públicas vías de hecho, articuló y ejecutó una rápida y consistente respuesta militar y una contundente reacción política nacional e internacional frente a la presencia de la fragata Caldas en aguas venezolanas; hoy (2010), si es que estuvieren en juego y fueren los mismos objetivos de aquel momento los presentes en este sustancioso caldo, donde por la vía de los hechos, cayó y precariamente se mantiene a flote Hugo Chávez Frías y su estado mayor político y militar.

En esa vía de hecho del presente: ¿Dónde es posible soportar en un equivalente, la rápida y consistente respuesta militar y dónde una política nacional y sus soportes internacionales?

La historia está en los archivos y allí se registran con precisión los datos: Venezuela en 1810 oficialmente tenía como superficie territorial 2.100.026 Km2; para 1882 eran 1.639.398 Km2 (-21,93%) y para 1988 eran ya 916.445 Km2 (–44,09%), lo que significa que, sin disparar un solo tiro, en Venezuela se registra una pérdida territorial de 1.183.581 Km2, el equivalente al 56,36% del original espacio geográfico de la Capitanía General de Venezuela.

Con cuanta facilidad se grita en los rimbombantes discursos sobre las supuestas traiciones de los otros, mientras se pretenden ocultar los detalles de las que la configuran y que pesan sobre la propia espalda.

Monday, November 15, 2010

A la política de los delincuentes se suman hoy…

Los delincuentes en la política

Rafael Rivero Muñoz
Caracas 151110

“… Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo…”
(Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, 1863-1952)

Tienen una muy precisa y determinada dirección la serie continuada de revelaciones del venezolano Walid Makled García, desde las instalaciones de Cómbita –a dos horas al noreste de Bogotá– lugar de reclusión de máxima seguridad en Colombia y publicadas en los medios nacionales e internacionales.

Walid Makled García, simplemente está enviando sólidos mensajes cada vez más directos a “los interesados”, tanto para que presionen y amenacen a quien haya que presionar o amenazar, como para que negocien con quien haya que negociar dentro y fuera de Venezuela –hasta con Colombia en específico–, para que lo extraditen a Venezuela y no permitan que sea extraditado a USA.

Hasta ahora en su perorata y según los medios, Walid Makled García “ha echado al pajón” en sus señalamientos a sus asociados o asalariados en altos cargos militares y policiales; según Patricia Poleo de El Nuevo País y las propias declaraciones de Makled.

A saber:

1. General Eladio Ramón Aponte Aponte, ex Fiscal Militar y actual Magistrado de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia
2. Vicealmirante Carlos Máximo Aniasi Turchio, Comandante General de la Armada
3. General Wilsson Marín Leal, Jefe de Operaciones del Grupo Cuatro de la Fuerza Aérea, Transporte Presidencial.
4. General Luis Mota Domínguez, Comandante General de la Guardia Nacional
5. General Orlando Medina Miranda, Director de los Servicios de Inteligencia de la Guardia Nacional
6. General Luis Felipe Acosta Carléz, ex gobernador del estado Carabobo
7. General Néstor Reverol Torres, Director de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA),
8. General Franklyn Márquez, Jefe del Core Uno de la Guardia Nacional,
9. General Alexis Alberto Maneiro Gómez, ex Jefe del CORE Siete Guardia Nacional y ex Director de Inteligencia.
10. General de tres soles Henry Rangel Silva, Jefe del Comando Estratégico Operacional de las FAN
11. General Hugo Carvajal, Director de Inteligencia Militar,
12. Capitán de Navío (R) Ramón Rodríguez Chacín, ex Ministro de Interior
13. General Félix Antonio Velásquez, ex Jefe de la Guarnición de Bolívar.
14. General Gabriel Armas González, ex-jefe del estado mayor del Comando Regional No. Dos de la Guardia Nacional.
15. Mayor asimilado Nelson Morales, Fiscal Militar del estado Aragua

Civiles

Salvo el caso del señalamiento con pelos y señales del hijo del vicepresidente, su homónimo Ramón Carrizález, piloto de Conviasa, del hermano del titular del Ministerio del Interior Tarek El Aissami y del hermano del vicepresidente del PSUV, Saúl Ameliach, llama la atención que está dejando para mejor momento el señalamiento de “los pelos y las señales” de los otros importantes asociados y/o asalariados, los del mundo civil, dentro y fuera del gobierno.

En USA se juega 30 años o más

En New York, USA, le espera un juicio y una severa condena, muy a pesar de todas las habilidades y capacidades para la negociación y por sobre los datos, informaciones y físicos –documentos públicos y/o privados, fotos, grabaciones en sonido y video, comprobantes de depósitos, transferencias, testimoniales privados escritos e identidad de testigos potenciales– que pueda suministrar sobre el negocio de la cocaína y sobre las identidades, las posiciones en la estructura del Estado –de gobierno o de la oposición– y las muy particulares actividades de ellos, sus múltiples asociados y beneficiarios; fueren éstos civiles, militares, policías, jueces, fiscales, comerciantes, banqueros o financieros.

Hasta se da bomba: “… ‘Mi extradición es un tema que le corresponde al presidente Santos. Donde yo llegue, presentaré mis pruebas, sea Venezuela o EEUU’… al gobierno chavista no le convendría su presencia en Venezuela. En caso de que se ordene su envío a EEUU…” (Casto Ocando; El Nacional, 14/11/10)

Unos meses

En Venezuela en cambio otro es el cantar, a cambio de una muy indicativa expresión "… Estoy dispuesto a negociar al 100%..." con “los interesados” y/o sus representantes.

Walid Makled García está seguro de que bastarán unos pocos meses, ni siquiera años sólo meses, para que se movilice toda la maquinaria, esa estructura de soporte y apoyo con la que se ha manejado y se maneja desde aquella primera vez que entró en el negocio de la piratería de carretera; luego en la comercialización de mercancía y otros bienes robados y finalmente en la más rentable actividad la canalización del transporte de cocaína hacia los mercados internacionales.

Como derivado directo e inmediato, sobre la marcha, se producirán a la brevedad los preliminares de la más rápida y dúctil solución para el gobierno.

Solución ya probada en casos delicados relacionados con drogas, terrorismo y las FARC como fue el de José Adrián Rodríguez Buitriago alias “El Boyaco Chepe” (fugado del cuartel central de la Policía de Inteligencia en el 2005 y hecho por el cual fue destituido por el ministro del Interior de la época –Jesse Alonso Chacón Escamillo– de esa dirección de DISIP el general Miguel Rodríguez Torres, quien, justamente, de nuevo fue reasignado en ese cargo y que aún ejerce, por Hugo Chávez Frías en el 2009); menos complejas en los casos exclusivamente político-represivos, como fue el caso de Carlos Ortega.

Así

a) Algunas modificaciones estéticas, si fuere necesario y de acuerdo a previo criterio clínico.
b) Una identidad forjada –entiéndase forjada no falsa–, cédula, pasaporte y demás detalles perfectamente legales que le permitan libre tránsito o permanencia en el territorio venezolano o fuera de éste.
c) Confinamiento y guardia especial en un habilitado y cómodo espacio en una u otra instalación, retén o cuartel policial o de inteligencia –militar o civil– mientras se complementan el resto de las “pertinencias técnicas”.
d) Organización de capacidades para la articulación del momento y disponer de una coyuntura o de una preparada oportunidad.
e) Una espera prudencial mientras se silencia el asunto en los medios y sale de, se controlan y se silencian resistencias y opiniones adversas.
e) Hasta la ejecución del programado objetivo que terminaría con el dolor de cabeza del gobierno y de la oposición: La fuga.

Diferencias

Circunstancias en el pasado vinculadas específicamente con el tráfico de cocaína en y por Venezuela, también constituyeron severos quebradero de cabezas para presidentes, partidos en gobierno y en oposición, ministros, jueces, diputados, jefes militares y de policías.

Tales fueron entre otros: los 667 kilos de cocaína de Lizardo Márquez Pérez; el secuestro y asesinato del menor Rafael “Macho” González; Los Pozos de la Muerte; la Manzopol; el Clan de la Mafia de los Hermanos Cuntreras-Caruana; la Operación Cálico y la Operación Norte del general Ramón Guillén Dávila de la Guardia Nacional; El Amparo y Los Amparitos con el capitán de navío Ramón Emilio Rodríguez Chacín a la cabeza de las operaciones de exterminio y –precisamente actualizado– el derivado,
silenciado pero hoy muy activo “Corredor Seguro para las Drogas” que ha multiplicado por diez el tránsito de drogas por el territorio y salida por puertos y aeropuertos de Venezuela.

En todos esos casos, con dificultad y quizás el sacrificio de algún ministro o funcionario subalterno, se manejó el silencio de los involucrados y quedarían así algunos en el olvido, otros, a salvo y sin haber sido citados públicamente, fueren ellos, ministros, diputados, miembros de partidos, asesores presidenciales, generales o jefes policiales.

Como derivado y objetivo articulado por las distintas expresiones del poder público y mediando aquella precisa expresión de un jefe policial, poeta a la vez “… un escándalo tapa otro…”, se lograría en poco tiempo controlar la vigencia del asunto del momento, el interés de los medios y sobre todo sus titulares.

¿Dónde la diferencia entre ayer y hoy?

Mucho se ha hablado y escrito desde la década de los ochenta sobre los carteles de la droga, pocos pero muy pocos conocieron, conocen y llegan a comprender las realidades y las capacidades que han estado en juego en la organización y funcionamiento de esa particular dinámica para la administración del complejo de las drogas.

Muchos de los hombres a la cabeza de los carteles de la droga fueron hombres formados en la escuela media y hasta superior de administración y en su defecto, habían sabido suplir sus deficiencias contratando y pagando el talento y la experiencia universitaria.

Cuestión de estilo

Basta con observar la conducta de uno u otro conocido jefe y miembro de una u otra cúpula de cartel –fueren los ya desaparecidos carteles colombianos, sean los hoy activos carteles mejicanos–, para comprender que no ha sido, no es ni será jamás un juego donde puedan operar recién llegados, los novatos o aventureros, tampoco para simples intermediarios o advenedizos; menos aún, para ignorantes.

Para aquellos que hoy, dentro y fuera de gobierno, viven la angustia de las próximas revelaciones de Walid Makled García, hay que recordarles aquel viejo decir popular “… Quien duerme con niños amanece mojado…”

Conclusión

En todo caso y a todo evento, quedan registradas en la voz y en las afirmaciones públicas de Walid Makled García, los particulares de la tesis que hemos venido sosteniendo por años y que se trata en estos momentos y en este gobierno que se dice revolucionarios, de nada más y de nada menos que, de la política de los delincuentes a la cual la dinámica de los hechos, suma como inseparable derivado, la actividad de los delincuentes en la política