Monday, January 16, 2012

De “Un día un policía”, a la eliminación de la Policía



La “izquierda” parasitaria y depredadora en su contubernio con el Crimen Organizado (I)

Rafael Rivero Muñoz
Caracas 150112

“… El crimen hace iguales a todos los contaminados por él…” Marco Anneo Lucano (39-65)

El viernes 13/01/12 en nueve horas y media de transmisión en cadena de todas las televisoras y estaciones de radio del país, el titular de la Presidencia de la República teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías, en la presentación oficial de su Memoria y Cuenta por ante la Asamblea Nacional, en un momento del tercio final y en apenas cinco por ciento del tiempo de su perorata, dedicó unas palabras al tema de la inseguridad.

Sin comedimiento y en forma descarada evadió por completo las complejidades de un problema cuya imposición sobre el país ha sido, es y seguirá siendo, el derivado de una voluntad política de los intereses que él representa; siendo la inseguridad el problema de la más grave materialidad que se haya desarrollado bajo su particular desempeño en el cargo y, como es ya de reiterada costumbre presidencial revolucionaria, sobre cuentos de memoria y evadiendo responsabilidades, pretende diluir las que le son propias.

Entre otras aseveraciones dijo:

“… Fíjense hasta hace poco en un estado del país el jefe de seguridad era un asesino, que hoy está huyendo de la justicia, no voy a nombrar a nadie, tiene causa abierta por viejos casos, Cantaura y Yumare, ajusticiamientos quién sabe cuántos, nadie sabe cuántos, asesinos amparados por el poder de entonces…

… Cuerpos policiales penetrados por bandas de ladrones, secuestradores, asesinos, eso tiene mucho tiempo aquí y es una de los karmas que hemos heredado nosotros…”


“… Por qué no te callas…”

Esa prudente recomendación del rey de España que Hugo Rafael Chávez Frías ha ignorado, pero que en esta oportunidad, dada la sempiterna pretensión del presidente en cambiar la historia para adaptarla a sus conveniencias en sus expresivas evasiones del momento, la hace propicia para dejar en negro sobre blanco, los múltiples, ignorados pero no olvidados detalles de esa historia política y criminal venezolana, no sólo la de su período, sino en los últimos cincuenta y dos años donde quedan definidos e identificados sus precedentes y el por qué y para qué se adelanta la destrucción de la policía.

Una secuencia de hechos de los que nadie en el estamento dirigente quiere escuchar puesto que ese pasado les acusa, pero donde solapándose uno sobre otro, confluyen los intereses políticos de una izquierda parasitaria y depredadora con los que le son propios al Crimen Organizado internacional y los de sus más rentables negocios del hoy “revolucionario“ de Hugo Rafael Chávez Frías:

a) El tráfico de cocaína; b) el negocio clandestino del tránsito de armas individuales, municiones y explosivos; c) la sostenida desviación a cuentas privadas de los fondos del Estado; d) el derivado blanqueo de capitales; e) la indispensable y necesaria actividad del terrorismo como medio de control social y todo ello, bajo f) la mascarada de una revolución.

En apenas esos 470 caracteres tomados de la transcripción, intenta Hugo Rafael Chávez Frías dar validez a un sólido argumento con el que se pretende legitimar la política en curso: Esa absoluta destrucción de la policía en Venezuela.

Una tarea a la cual ha estado dedicado todo el esfuerzo continuo y sostenido de este concurso de criminales intereses exclusivamente crematísticos representados por Hugo Rafael Chávez Frías, a los que se adosan voluntariamente las variantes políticas de esa citada y sempiterna izquierda parasitaria y depredadora.

Precisemos

Ese jefe policial al cual hace especial ésfasis Hugo Rafael Chávez Frías en su expresión “el jefe de seguridad era un asesino”, refiere al comisario Henry López Sisco, quien para el momento en que “en un estado del país” Manuel Rosales ejercía la gobernación, Zulia 2006, le había sido “sugerido” por el “Rambo Venezolano” (Hugo Chávez dixit), Ramón Emilio Rodríguez Chacín, contratarlo como Asesor de Seguridad de la gobernación.

En esos días precisamente, atareado estaba el “Rambo Venezolano” en los avatares del secuestro de Mely Carrero; posteriormente y en una misma secuencia de eventos, el mismo Henry López Sisco sería contratado por los familiares del secuestrado Richard Boulton y luego de haber sido también “sugerido” a éstos por el mismo Ramón Rodríguez Chacín, su contratación en función de los intereses y políticas de su comando de operaciones especiales de la Presidencia de la República y como enlace especial de Hugo Rafael Chávez Frías con el Secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

No hay que olvidar que en un raro y nunca aclarado pase de manos entre Henry López Sisco como delegado especial de Ramón Emilio Rodríguez Chacín y el director del CICPC en ese momento, Miguel Dao Dao –hoy asesor de la MUD–, se perdió la primera parte para el pago del rescate de Richard Boulton, el monto de dólares en billetes que había entregado personalmente la madre del secuestrado a ese director del CICPC.

“… Cantaura y Yumare, ajusticiamientos quién sabe cuántos…”


Cantaura (1982) y Yumare (1986), esas fueron las dos primeras pretendidas operaciones especiales de comandos unificados de militares y policías, que fueron pensadas y planificadas expresamente para ejecutar carnicerías humanas y sobre el terreno de las operaciones de combate de esas dos específicas masacres de civiles citadas por Hugo Rafael Chávez Frías en su “Memoria y Cuenta”, están plenamente identificados los “… asesinos amparados por el poder de entonces…” y el de ahora.

En la memoria del cuento si se “… sabe cuántos…” y quiénes estuvieron en los asesinatos de civiles desarmados. Como jefe de las fuerzas policiales Disip fue el comisario Henry López Sisco mientras que por las fuerzas militares fue el capitán de navío Ramón Emilio Rodríguez Chacín

“… Cuerpos policiales penetrados por bandas de ladrones, secuestradores, asesinos, eso tiene mucho tiempo…”. Quedó en las evidencias comprobado puesto que esa voluntariamente conjugada coyunda de criminales comandada por Henry López Sisco y Ramón Emilio Rodríguez Chacín, serían luego, con la decretada fundación del Cejap por Jaime Lusinchi, los ejecutores materiales de las subsiguientes ocho masacres que desde Los Amparitos culminarían en la Masacre de El Amparo; esta última de aquel período, una secuencia de operaciones oficiales de asesinatos en serie, donde quedaría al descubierto la trama, al salvar la vida dos de las víctimas: Wolmer Gregorio Pinilla y José Augusto Árias.

Para aquel momento del crimen de El Amparo, el acumulado de cadáveres representaba un número de victimas no menor al ciento de civiles quienes mediante engaño habían sido desplazados de su hábitat, serían entrampados en el preciso lugar seleccionado para las planificadas matanzas y desprevenidos y desarmados, serían emboscados en el centro de un abanico del fuego de fusilería y metralla; muertos unos en la primera de las andanada de disparos y granadas y luego, heridos otros, uno a uno serían rematados personalmente por Henry López Sisco y Ramón Emilio Rodríguez Chacín.

Si estuviere interesado en el cuento el expositor de la Cuenta Hugo Rafael Chávez Frías y su subalterna directa la FGR Luisa Ortega Díaz y necesitaren ahondar o profundizar en los detalles de esas masacres, éstos, salvo que se hayan quemado en algún evento “accidental” o siniestro, existen como una ayuda memoria acumulada en los escritos, los testimoniales, las evidencias materiales, análisis técnicos y decisiones jurisdiccionales, insertas en el expediente penal adelantado por el juez militar coronel Ángel Edesio Zambrano Chaparro y del cual, en aquel momento de dictar las primeras medidas para el confinamiento de los criminales, fuera drásticamente despojado a instancias del general Humberto Antonio Camejo Árias y por órdenes expresas del presidente en funciones, Jaime Lusinchi.

Sobre aquellas masacres planificadas y ejecutadas sobre un muy preciso espacio territorial venezolano, Ramón Emilio Rodríguez Chacín montó la más controlada y efectiva ruta para el tránsito de la cocaína desde los centros de producción en Colombia siendo hasta hoy la más segura y rentable ruta de la cocaína destinada a los mercados norteamericanos y europeos y que la concomitante y precisa política colombiana, haciendo uso máximo de la coyuntura derivada de la estudiada y en curso pinza Álvaro Uribe Vélez/Juan Manuel Santos Calderón ha dinamizado

Como queda dicho, en la medida en que en estos últimos doce años se han ido acumulando las cifras de uno tras otro evento criminal, con la particularidad de imponer un cada vez más dirigido y dramático efecto deseado en individualidades y colectivos moradores del territorio, se conforma, sustenta y reafirma en el Terrorismo de Estado, el objetivo perseguido:

El control social por el terror.

En conjunto, no es otra la política que se ejecuta a diario en las múltiples y variantes expresiones materiales determinantes de la creciente inseguridad.

Obra criminal con tapadera política revolucionaria que indiscutible y necesariamente, se soporta en la también dirigida y apuntalada por el expreso y voluntario hacer y dejar de hacer de los funcionarios de gobierno designados a la cabeza de uno y otro de los cinco poderes del Estado y destinados a hacer lo más visible y evidente posible, para el morador fijo e itinerante dentro y fuera del territorio, la vigencia de la impunidad para los criminales.

La misma expresa la Política de Estado y de la que han disfrutado, disfrutan y disfrutarán todos los afectos al régimen de Hugo Rafael Chávez Frías; independiente ello de los antecedentes penales, de la cantidad, calidad, cualidad, momento y el crimen del cual se trate.

Parodiando a José Ortega y Gasset en uno de sus múltiples comentarios, podríamos a tenor afirmar que: El mayor crimen en Venezuela está, no en los que matan, sino en aquellos que no matan pero garantizando la más absoluta impunidad empujan a sus huestes y partidarios a matar.

“Un Día Un Policía”

Hoy el más públicamente conocido de los mata policías de antaño fue Clodosbaldo Russian Uzcátegui , quien desde su nombramiento como Contralor General de la República por instrucciones de Hugo Rafael Chávez Frías y hasta el día de su muerte en Cuba, se mantuvo como cabeza principal del llamado “Poder Moral ”.

El creador y principal coordinador de ese desempeño terrorista del año 1961, promocionado y conocido como “Un día un policía”, fue Guillermo García Ponce, quien también ya murió; otros de los tantos participantes en la coordinación y ejecución de esa criminal operación terrorista destinada al asesinato diario de policías uniformados en las calles de las ciudades, carentes de argumentos y justificación política tanto ayer como hoy, ya ancianos, han preferido mantenerse en silencio.

Si bien pudiésemos aceptar como válido que en aquella época de “un día un policía” en los inicios democráticos, algunos incautos fueron conquistados, entrenados, armados y lanzados al crimen en nombre de una “ideología importada” impuesta por la moda del momento, la revolución del criminal cubano Fidel Castro Ruz; en el hoy de esa supuesta revolución, su más eficiente soldado en misión en el extranjero, a pesar de que insiste a diario en continuar promocionando los valores e intereses de Cuba, ha quedado sin embargo diáfano y suficientemente evidenciado, el único objetivo de ayer y de hoy que se persigue y sobre el que se sustenta este aparente poder político que ejerce el más connotado y eficiente soldado de Fidel Castro Ruz destacado en operaciones en el extranjero: Hugo Rafael Chávez Frías.

Vinculo de vieja data: Política, Revolución y Crimen Organizado

Estaba y está definido ese asumido objetivo político de la revolución cubana en términos monetarios y se materializa en los cada vez mayores montos que en recursos económicos líquidos, puedan ser periódicamente canalizados tanto para alimentar las arcas del tesoro personal de los hermanos Castro Ruz, de individualidades en la nomenklatura de Cuba y una pequeña parte, para aliviar o matar el hambre y mitigar la miseria a la cual han sido sometidos por cinco décadas los pobladores de Cuba.

Cuando en los años cuarenta del siglo pasado, el Crimen Organizado norteamericano necesitó sacar clandestinamente del estado de Florida al ya famoso Salvatore Lucania, alias Charles “Lucky” Luciano, el “capo” recién liberado de la cárcel por sus “favores” a los aliados para la invasión de Sicilia y en ese momento, en proceso de deportación a su país de origen, la franquicia de la mafia ya fuertemente instalada en La Habana y dirigida entre otros por Meyer Lansky, acuden a las capacidades y habilidades instaladas del conocido pandillero y estudiante universitario Fidel Castro Ruz, quien bajo contrato, organiza con su banda universitaria la operación y sacan de USA y trasladan clandestinamente a La Habana, a Lucky Luciano y lo entregan a la protección de sus pares.

En distintas declaraciones públicas se ha hecho referencia al vínculo y negocios entre Pablo Escobar Gaviria, el famoso capo de la cocaína colombiana y Fidel Castro Ruz; de todos conocidos, cómo éste pagaba una comisión por cada kilo de cocaína que tocara suelo cubano; cómo en su momento, el general más famoso de la Cuba del momento, Arnaldo Ochoa Sánchez, fue puesto al frente de la operación de control de tránsito de las cargas de cocaína por suelo cubano; cómo una vez que los norteamericanos hacen públicos los vínculos de Fidel Castro Ruz con Pablo Escobar Gaviria y el tráfico de cocaína, uno de sus infiltrado en la operación de Oliver North en Centro América, Luís Posada Carriles, cumple su tarea y durante una operación de rutina, es el momento en que una operación de la CIA logra una foto de ese general inspeccionado una carga de cocaína en un avión piloteado por el norteamericano Hensefus; cómo Arnaldo Ochoa Sánchez es sometido a un parapeto de juicio y es fusilado para con ello negar la relación de Fidel Castro Ruz con el tráfico de cocaína.

Allí en esos elementos de la política de Fidel Castro Ruz, quedan suficientemente sustentados, los sempiternos vínculos entre la revolución cubana, el crimen organizado y una de sus mayores alternativas de financiamiento en moneda extranjera.
En términos concretos, el triángulo política, revolución y crimen organizado, con su más dinamizado negocio, la cocaína, como queda en los hechos, es de vieja data.

Y sus impuestos derivados para Venezuela

De todos es conocido el sostenido y viejo objetivo del criminal Fidel Castro Ruz para lograr un acceso directo, franco y bajo su control, al flujo de dólares del tesoro venezolano y que, palabras más palabras menos, sintetizaría en su propia expresión: “… Con el petróleo venezolano y la revolución cubana, dominaré el mundo…”.

Comenzó con esa específica propuesta durante su primera visita a Venezuela en 1959 y que rechazo en forma tajante Rómulo Betancourt; continuó con la soterrada activación y control de su “Agente Durmiente” Orlando García Vásquez, sembrado en el entorno de seguridad de Carlos Andrés Pérez durante su exilio en La Habana; se disparó con el financiamiento y la coordinación de los múltiples grupos guerrilleros del PCV, MIR y otros; luego con los alzamientos militares, Puerto Cabello, Barcelona; con los intentos de invasión militar comandadas por el general cubano Arnaldo Ochoa S por Chichiriviche y Machurucuto; con los distintos grupos y operaciones de terrorismo en Venezuela, entre otras, esa referida bajo la orden táctica: “Un día un policía”.

En todas y cada una de esas operaciones clandestinas fracasó en su empeño por lograr su objetivo, hasta que llegó a Miraflores, el actual presidente, el teniente coronel venezolano y declarado soldado de Fidel Castro Ruz: Hugo Rafael Chávez Frías.

Sigue, parte II: La expresa destrucción de la Policía de Venezuela

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