Tragedia para las madres y los secuestrados…
Rafael Rivero Muñoz
Caracas, 280810
“… Nuestras discordias tienen su origen en las dos más copiosas fuentes de calamidad pública: la ignorancia y la debilidad…”
Simón Bolívar (1783-1830)
Hoy tenemos de nuevo que abordar el tema de los secuestros en Venezuela y sus ya conocidas y trilladas circunstancias que en mayor o menor grado, están presentes desde el inicio de este gobierno.
Si bien múltiples evidencias no investigadas quedaron a la luz pública y establecieron la posibilidad de que existieran sólidos vasos comunicantes de la modalidad delictiva del secuestro, con definidas políticas de exclusión y los desempeños clandestinos de grupos paramilitares y parapoliciales, destinados a aterrorizar y por esa vía, imponer condiciones de inseguridad tales que, sobre los sectores sociales altos y medios impulsaran al desplazamientos voluntario y/o forzado de población.
También viene a ser verdad, que las más recientes y determinantes incidencias en las relaciones internacionales, han impuesto severas limitaciones y hasta rupturas en las antes fluidas relaciones de representantes del Ejecutivo y del partido de gobierno, con representantes de los distintos grupos paramilitares alzados en armas y operando a un lado y el otro y a todo lo largo y ancho de la frontera occidental del país y, especialmente, en el desarrollado, estabilizado, mantenido y rentable “Corredor Seguro para las Drogas”.
Secuestros
En el 2009 se ejecutaron 16.917 secuestros en Venezuela, según lo establece la encuesta oficial “ENVOSC-2009” ordenada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE); publicada pero mantenida en secreto y no oficialmente divulgada en mayo de 2010 y hoy, luego de su clandestina remisión, pública en los extractos de El Nacional y con acceso integral en la red.
Esta vez, otro caso y de nuevo, la obligada y sentida palabra de aliento a otra madre que llora sin consuelo sobre el cadáver de su hijo, a pesar de haber satisfecho todas las demandas de los secuestradores y entregado a cabalidad el dinero demandado como rescate.
Pero… siempre hay un pero
En: “… La Victoria, estado Aragua, marcharon ayer para protestar por el secuestro y asesinato del estudiante de sexto semestre de Administración Tributaria, cuyo cadáver fue hallado en un basurero en Los Teques el fin de semana pasado. Lo asesinaron de varios tiros…”
Sonia Cabrera, la madre de Eulidel López Cabrera alega: “… agentes de la policía científica conocían información del sitio y la hora en que se haría la entrega del dinero. ‘Por la forma en que actuaron los secuestradores, y como este Gobierno está podrido y hay tanta corrupción en las instituciones, nosotros pensamos y presumimos que fue el Cicpc que recibió el dinero y no los secuestradores’…
… la comisión del Cicpc que se encargó del caso del secuestro les pidió que no acudieran a los medios de comunicación. Desde el primer momento la desaparición del joven fue manejada por la delegación de la policía científica de Maracay…
… habían localizado el sitio, sabían quiénes eran los secuestradores y cuántos participaron. ‘No sé qué intervino para que los secuestradores no recibieran el rescate… simpatizante del oficialismo… le envió correos electrónicos al ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck el Aissami… pero no recibió respuesta…” (Laudelyn Sequera; El Nacional 28/08/10)
Y no es la primera vez
No es el primer caso de madres que a costa de lo que sea reúnen el dinero y pagan los rescates de sus hijos secuestrados.
Tampoco es la primera vez que el dinero del rescate se pierde en manos de funcionarios del CICPC.
También es cierto que aún pagando el rescate, algunos secuestrados regresan vivos, otros no. O mueren en un lance de un supuesto rescate armado; o aparecen luego abandonados en cualquier paraje dentro o fuera de las ciudades.
Preguntas que tienen respuestas
¿Por qué matan al secuestrado hijo Eulidel López Cabrera, después de que su madre Sonia Cabrera entrega el dinero del rescate?
El principal e irrefutable testigo en un secuestro de niños mayores, adolescentes y adultos, ha sido, es y será, la víctima quien antes, durante o después de la captura, confinamiento y liberación, puede ver, luego describir y reconocer a uno o varios de los secuestradores.
Los otros detalles
En el caso Richard Boulton la madre señora Wilkermann entregó una primera parte del rescate a funcionarios del CICPC y se perdió el dinero; luego en dos años negocian y pagan de nuevo el rescate y lo liberan vivo, pero silenciado.
Existen entonces diferencias sustanciales entre el secuestrado y liberado vivo Richard Boulton del 2002 y el secuestrado Eulidel López Cabrera del 2010, quien fuera tiroteado hasta darle muerte y luego su cadáver liberado en un basurero público.
Ya lo hemos adelantado en la parte introductoria; muchos son los hechos expresamente no investigados y que en su momento y en once largos años de crímenes, han señalado suficientes elementos de convicción, vinculantes en algunos delitos graves, secuestros en especial, con decisiones y desempeños políticos expuestos como objetivos de la revolución.
Diferencias orden político
También se perdió el dinero en el secuestro de Richard Boulton, su madre, la señora Winkerman, entregó personalmente al CICPC, el acumulado que había logrado en el momento para el pago de la primera cuota del rescate.
Luego el CICPC, bajo el mando de Miguel Dao Dao, monta una nada discreta y hasta aparatosa operación de “Entrega Vigilada” y fracasa; avisada y detectada la operación, nadie acude a recoger el dinero.
Miguel Dao Dao regresa fracasado a su despacho y guarda el dinero en la caja fuerte en su oficina.
Miguel Dao Dao alegaría después que a los días subsiguientes, cumpliendo las instrucciones precisas del Ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores y Justicia (minpopoinjust) Ramón Rodríguez Chacín, se presenta a su despacho Henry López Sisco, éste le reclama y él le entrega personalmente, el dinero del rescate recibido de manos de la señora Wilkermann.
Henry López Sisco, para ese momento, actuaba como “Asesor Técnico” pagado por la familia de Richard Boulton, posición a la cual había sido designado oficialmente y sugerido a los representantes de la familia, por su socio de veinte años de aventuras “militares” (10 masacres, 100 cadáveres, El Amparo y Los Amparitos y el Corredor Seguro para las Drogas), Ramón Rodríguez Chacín.
Ramón Rodríguez Chacín, desde su posición como titular del minpopoinjust, era en aquel momento de inicio de la revolución, recordemos, el “Rambo Venezolano”.
Así fue oficialmente llamado y designado expresamente en cadena de televisión por Hugo Rafael Chávez Frías y asumió en consecuencia, como enlace directo con Miraflores y negociador con las fuerzas paramilitares en la frontera occidental: FARC,
ELN y otras endógenas.
Pública y oficialmente ejerció Ramón Rodríguez Chacín esa función, en el caso del secuestro de Mely Alejandra Carrero en 1999
.
Las de otro orden
En el caso Richard Boulton, fueron paramilitares operando en la frontera quienes asumieron la custodia hasta que fuera liberado vivo; eso, después de 730 días de cautiverio y de negociación. Si bien se perdió la primera parte del dinero del rescate, en ese tiempo se negoció y se hizo un doble pago.
En el caso de Eulidel López Cabrera, fueron apenas 12 días de cautiverio y espera; fueron otros los ejecutores y custodios con un único pago que se quedó en el camino; entregado el dinero del rescate –quizás cuando ya era cadáver– y luego abandonado en un basurero; posteriormente es identificado por sus deudos en la morgue
Richard Boulton es secuestrado en los primeros años de la emergente y triunfante revolución; ésta con sol de frente, la popularidad al máximo, los enlaces directos y la coordinación con los secuestradores y afines, al máximo nivel del Ejecutivo.
Eulidel López Cabrera, es secuestrado en el peor año de la revolución, el sol a la espalda y ya en las pantorrillas; la popularidad al mínimo; más los acumulados fracasos evidentes que derivan en una pérdida del control en lo que queda de la estructura funcional del Ejecutivo.
El Minpopoinjust en funciones en el caso Boulton, era el “experto” capitán de navío Ramón Rodríguez Chácin.
En el caso de Eulidel López Cabrera, el minpopoinjust, es apenas un segundón y delegado de Ramón Rodríguez Chacín, conocido tirapiedras de la ULA: Tarek El Aissami.
En el caso de los secuestros de Mely Alejandra Carrero (1999) y Richard Boulton, las operaciones son manejados desde el más alto nivel del gobierno, el Minpopoinjust.
En este nuevo caso del secuestro de Eulidel López Cabrera, como queda suficientemente reseñado en la información, lo manejó exclusivamente una delegación del CICPC, de tercer o cuarto nivel.
En el secuestro de Richard Boulton, referimos, se trataba de una definida política revolucionaria que haciendo uso de las capacidades técnicas de los paramilitares y los acuerdos estratégicos, acordaron, organizaron, planificaron y ejecutaron actos de terrorismo y en ese caso, la “pesca” de determinados miembros representativos de la comunidad y de paso, obtener beneficios económicos directos tanto para el pago de operadores como para el financiamiento de otras operaciones.
La técnica y sus operadores desde 1999 (casos Mely Alejandra Carrero, Richard Boulton) aún permanecieron consolidadas y en capacidad para la ejecución material de esas operaciones hasta principios del 2010 (Germán García Velutini), pero las realidades políticas, estratégicas y tácticas, nacionales e internacionales, entraron en escena e imponiéndose por sobre lo pautado y acordado dentro y fuera de fronteras, han modificado severamente tanto las oportunidades como las capacidades.
Éstas a su vez, han debilitado los motivos rectores en esta parte de programa para la siembra del miedo y del terror, para crear las severas condiciones de inseguridad (19.113 asesinatos en 2009), que a su vez impulsaran a determinados sectores hacia los desplazamientos forzados, “voluntarios” o no, previstos y necesarios a la revolución.
La revolución de Hugo Rafael Chávez Frías, lo perciben sus asociados extranjeros y endógenos, ya entró en un proceso de desafección y de desmembramiento estructural sostenido.
Para empezar, ha perdido el control y la iniciativa; por tanto nadie se arriesga puesto que nada ni nadie garantiza su futuro a corto y mediano plazo.
El caso del secuestro y asesinato de Eulidel López Cabrera, queda en los hechos comprobado, pareciera entonces, no responde a una política de la revolución, sino antes por el contrario, a la generalización de la inseguridad derivada directa de la ignorancia y de la derivada ausencia de una política destinada a reasumir el control de los efectivos adscritos a los distintos órganos de ejecución material de las medidas y de las operaciones de la policía.
En esa derivada dinámica perversa del desmembramiento, de pérdida de control y de conducción política y técnica por parte del Ejecutivo venezolano, nació, crece y se consolida cada vez más, la exclusiva y excluyentemente crematística capacidad, oportunidad y motivo que soporta y alimenta delitos y delincuentes e individualmente y en colectivo, a los operadores, a los apoyos y a los cómplices en esta percibida debacle revolucionaria.
Allí radica sin dudas, el texto y el contexto de la tragedia que nos aplasta a todos los moradores de este territorio y en especial, a las madres y a las víctimas de los secuestros en Venezuela; sean o no afectas al régimen.
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