¿Serán entonces delincuentes al amparo de la impunidad?
Rafael Rivero Muñoz
Caracas, 180711
“… Los hombres se distinguen menos por sus cualidades naturales que por la cultura que ellos mismos se proporcionan. Los únicos que no cambian son los sabios de primer orden y los completamente idiotas…”
Confucio (551 AC-478 AC)
Es hoy, bajo la égida del titular de la Vicepresidencia de la República, que se publica la designación de la ciudadana Goizeder Odriozola Lataillade como Directora General Encargada de la Dirección General de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Vicepresidencia de la República y según la Gaceta Oficial ordinaria de la República Bolivariana de Venezuela número 39.694 publicada el 13 de Junio de 2011 con la acotación.
Según otras informaciones con fecha de hoy: “… la decisión entró ya en vigencia desde el 30 de abril del 2011, más de dos meses y medio antes de su publicación…” (VenezuelaFactual.org)
Sea una u otra la fecha oficial de la designación y del ejercicio del cargo, el tema no es ese, es otro de mucha mayor trascendencia, dado el intríngulis.
A propósito de esa designación
Hasta ahora silencio en la muerte del niño wayuu de tres años y las muy severas heridas de su hermano de siete –que le dejarán impedido o limitadas la vista y la audición–; esta designación oficializada hoy, bien podría ser la oportunidad del más alto nivel del Ejecutivo para consultar, conocer y dar a conocer los detalles sobre las silenciadas responsabilidades por la muerte de ese menor de tres años y las heridas de ese otro siete y como derivado directo e insustituible de las expresas y documentadas decisiones administrativas del INTI en el año 2006.
Más aún, siendo el esposo de la nueva funcionario, Arturo Cubillas Fontan, un conocido especialista en la coordinación con las FARC para los entrenamientos con explosivos; siendo además los miembros de la ETA los principales especialistas y proveedores de tecnología en el uso y disposición de explosivos a control remoto y privilegiados asesores de este gobierno revolucionario y siendo también a tenor de esta específica funcionaria, quien además de ser una ficha de apoyo de esa organización según lo han señalado los medios de comunicación nacionales y extranjeros, resulta ser también e indiscutiblemente, la mas cercana relación y vinculación entre el principal y único responsables conocido de la seguridad de la oficina pública de tierras y en cuestión y el ámbito de las especificidades en la seguridad para las decisiones y ejecutorias de la Administración revolucionaria en materia de tierras.
Por tanto y entonces, ahora Goizeder Odriozola Lataillade, desde la Vice Presidencia de la República, podría muy bien ser:
a) Sea la más adecuada, capacitada y habilitada fuente para recopilar los datos y para dar a conocer al país los pormenores sobre la muerte del niño wayuu de tres años y las heridas de su hermano de siete.
b) Bien sea desde esa posición, capacidad y recursos a sus disposición y en función de los particulares intereses personales y los de su conyugue Arturo Cubillas Fontan, la persona que con esa disponibilidad en sus manos, busque, anule, destruya, contamine, altere, modifique y desaparezca para siempre cualquiera sea y todo indicio y así impida a futuro cualquiera fuere el empeño de investigación pertinente a una indagatoria criminal.
Siendo que
Como quedó sustentado en el aparte La muerte de un menor wayuu de 3 años en una nota anterior (http://rriverom.wordpress.com/2011/07/15/operan-a-sus-anchas-el-crimen-y-los-criminales/), fue el Directorio del INTI con la firma de su presidente Juan Carlos Loyo, la autoridad oficial bajo cuya decisión y ejecutoria se seleccionó el terreno y asignó el uso, luego se entrego e instaló el 07/09/06 sobre esos 9.936 m2 de un "Campo Minado" –en expresa contravención a lo pautado en la Convención de Ottawa 18/09/97– a los 150 individuos de las 30 familias wayuu seleccionadas por esa entidad oficial y que, luego, el 09/0711 como inevitable derivado en una sorpresiva detonación de un artefacto explosivo, se ocasionara la muere del menor de tres años Silverio González Montiel y las graves heridas de su hermano de siete años Marco Antonio González Montiel.
Precisemos:
“… Varios moradores indicaron la presencia de un explosivo sin percutir que se encontraba en una loma enmontada, a 200 metros de la vivienda de Silverio González Montiel (3), quien falleció el pasado sábado cuando una munición explotó mientras hacía una fogata con su hermano, Marco Antonio (7), a unos cinco metros de su casa…
… los kilómetros que comprenden el polígono de tiro de Fuerte Mara para dar con los explosivos que desde hace 10 años permanecen en la zona producto de las prácticas del Ejército venezolano… viven en el caserío wayuu Cerro ‘e Cochino…
… En esta área no pueden establecerse. No pueden vivir aquí porque es un área de tiro de fusil y de armas largas (FAL, cañón), que ponen en peligro sus vidas…”, después de la muerte y heridas de los menores, fueron las declaraciones oficiales del general de Brigada del Fuerte Mara, Víctor Luis Flores Urbina según lo reportó TVCOL en línea, el Martes, 12 de julio de 2011 a las 6:48 am.
Asi que
En la fecha de esa selección del terreno sobre ese "Campo Minado" y la expresa asignación, desplazamiento y radicación de los 150 miembros de las 30 familias wayuu, salvo prueba en contrario, coincide en tiempo y en espacio físico de actividad, con la fecha y con el ámbitos geográfico y de atribuciones conocidas e inherentes a un Jefe de Seguridad de un Instituto Nacional de Tierras (INTI), cargo que para ese preciso momento era ejercido por el natural español y naturalizado venezolano, reconocido miembro de la organización terrorista ETA y experto en explosivos, Arturo Cubillas Fontán.
Como es conocido y ya citamos, se trata en ese caso del esposo de Goizeder Odriozola Lataillade, la recién designada Directora General Encargada de la Dirección General de Comunicación y Relaciones Institucionales de la Vicepresidencia de la República y cuyo titular Elías Jaua Milano, ejerce al momento un muy particular interinato por ausencia territorial del titular de la Presidencia, Hugo Rafael Chávez Frías.
Cabe señalar
Por cierto, sobre esa particular y escabrosa manipulación y desplazamientos forzados de población indígena autóctona, que en este caso, produce –por acción y omisión– este crimen de un niño wayuu de tres años y las severas heridas de su hermano de siete –posiblemente quede ciego y sordo como mínimo–, no hemos escuchado aún las siempre enérgicas, consistentes y oportunas intervenciones de los defensores de los indígenas y de los derechos humanos.
Ni siquiera los diputados electos por esa etnia, algo han comentado, menos aún se sabe sobre el haber gestionado con pertinencia por ante los entes públicos.
Por su parte, como se ha hecho público, la FGR Luisa Ortega Díaz y la Defensora del Pueblo Gabriela del Mar Ramírez, muy atareadas están ambas; siguen en la ardua y compleja investigación ordenada por la presidencia, sobre las causas de la muerte de Simón Bolívar en Santa Marta Colombia, aquel 17/12/1830.
Conclusión
Difícil resulta a veces entender y explicar algunos particulares desempeños de algunos altos funcionarios de gobierno en su sostenido contubernio con específicos funcionarios de su entorno; no es posible determinar si se trata de vivezas que termina en idioteces o de idiotas en fracasados intentos de ser más vivos que los demás; pero el resultado no esta muy lejos de la percepción del común de moradores del territorio a quien le salta la pregunta:
¿Serán entonces, delincuentes al amparo de la impunidad?
Ante todas esas trapisondas puestas al descubierto en su época, los fracasos en los desempeños políticos y funcionariales, los abusos descarados y los enredos disque palaciegos de una sarta de aduladores que le lamían las botas y sobre todo, ante cada demanda o pedido de clemencia de uno u otro fuera el candidato camino a Puerto Cabello y ante aquel perdedor en algún lance, bien se los machacaba quedo la estampa de perdona vidas del zamarro presidente Juan Vicente Gómez (1909/1935): “… Que culpa tiene la estaca, si el sapo salta y se ensarta…”
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