Los siguientes son artículos de información sobre las recientes y no tan recientes acciones y omisiones de gobierno, de cómo afectan y afectarán nuestro presente y futuro. Invitamos a participar en este proyecto cuya única intención es la de promover la organización como certero medio de acción en la sociedad, para ayudarnos mutuamente a imponer, al Estado, su gobierno y a todos y cada uno de los funcionarios que lo integran, el respeto de nuestros derechos individuales y colectivos.
Friday, June 17, 2011
Humillante la sumisión que se impone sobre el gentilicio
Obra miserable de la izquierda
Rafael Rivero Muñoz
Caracas, 170611
“… Cuando un pueblo se ha vuelto incapaz de gobernarse a sí mismo y está en condiciones para someterse a un amo, poco importa de dónde procede éste…”
George Washington (1732-1799)
Como queda confirmado, la misma izquierda que se impuso desde 1998 bajo el argumento y en nombre de una ruptura con un supuesto poder exterior que ha identificado siempre como el imperialismo norteamericano, hoy, a cincuenta y un años de sus primeros intentos de toma del poder y a ciento cincuenta meses del ejercicio pleno del mando político desde la llegada a Miraflores del “revolucionario” teniente coronel Hugo Rafael Chávez Frías, en función de sus propios y limitados intereses crematísticos, expone a la luz e impone al país, la conocida abyección que le es propia a esa izquierda.
Sin dudas
La izquierda venezolana ha dejado bien sentado y a la descubierta por esa vía, lo material de sus sempiternos objetivos políticos con esta su total y absoluta sumisión y entrega incondicional a lo que no es hoy más que un muerto viviente con más de 50 años de dominio sobre un proyecto de país y con pretensiones imperiales.
Por primera vez quizás en la historia de la humanidad y del surgimiento del Estado como forma y figura de organización política de comunidades humanas, un Estado en la plenitud de sus capacidades políticas, económicas, sociales y militares, renuncia por completo a su condición de ente político de reconocida, aceptada y respetada presencia en el concierto de naciones del mundo, para pedir y aceptar que otro Estado –o proyecto de– asuma de hecho y de derecho el poder político, la gestión y la dirección de su presente y de su futuro.
Ignominia
En este caso se trata del país o proyecto, Cuba, más atrasado y de la comunidad humana más hambreada del continente americano –con las excepción de Haití–; país ayer, proyecto hoy, absolutamente aislado y sin la más mínima posibilidad política, económica, ténicas y humana de salir del marasmo.
Aparte de inspirar lástima a todo aquel que se acerque y observe su presente y devenir, una comunidad, gobierno y territorio que no tiene ninguna importancia en el concierto de las naciones del primer o segundo mundo, salvo, claro está, por razones humanitarias.
Por tanto y sin lugar a duda alguna, un país o proyecto de muy limitadas sino inexistentes capacidades políticas, sociales, económicas, militares, éticas y morales.
Ni siquiera capacitados están hoy sus decrépitas y conspicuas figuras de y en gobierno, para representar los términos y sobre todo los resultados de una pretendida ideología con medio siglo a cuesta en su gestión continuada; fuere esta ideología vigente o fracasada.
La guerra por otros medios
Siendo que ese mismo Estado y gobierno durante los últimos cincuenta continuados años, bajo las expresas órdenes de Fidel Castro Ruz, ha atacado con armas y desempeños militares el territorio y los intereses de Venezuela en y sobre todos los frentes que sus capacidades políticas y militares le han permitido.
Lo habían intentado mediando la vía de los desórdenes y del terrorismo interno, con los sucesivos golpes de Estado y en las continuadas –pero derrotadas– incursiones militares.
Peones, torres, alfiles y… la reina
Esta vez, con tres de sus peones elevados de categoría; de torres en las posiciones de mando vertical y horizontal en Venezuela –y otros muchos a la espera de la oportunidad para mostrar su abyección –; Fernando Soto Rojas, el antiguo segundo al mando del general Arnaldo Ochoa Sánchez en la invasión intentada por Machurucuto, ahora presidente designado en la Asamblea Nacional; el Elías Jaua Milano, por años la activa punta de lanza en los programados y continuados desórdenes armados desde la UCV y ahora vicepresidente de la República.
¿Los caballos?… Esos están en la Mesa de la Unidad MUD
Y sin Fidel Castro hacer más de lo que ya había sembrado y había hecho, sin siquiera disparar un solo tiro, su más eficiente peón, antes trasverso alfil y ahora en funciones de reina, Hugo Rafael Chávez Frías, presidente electo y reelecto, pero que hoy materialmente acobardado ante un país que se le fue de las manos e incapaz ya para ejercer poder político de gobierno desde este peligroso campo conquistado, abandonó el territorio.
Bajo la mampara de una supuesta, si fuere ello así o verdadera gravedad clínica, que en ese caso y en caso de condiciones que le neutralicen o de un desenlace definitivo, con su decisión otorga en su desplazamiento y en teoría al gobierno de Cuba, tiempo suficiente para articular y habilitar una adaptada capacidad de maniobra, la suficiente en tiempo y en espacio.
En esa precipitada agenda exterior Hugo Rafael Chávez Frías abandonó apresuradamente el territorio de Venezuela, para acudir y radicarse en un medio físico seguro, para así, bajo condiciones menos apremiantes, dar continuidad al ejercicio de la delegación de gobierno.
Esta vez desde Cuba y al amparo y bajo las condiciones de seguridad del sustituto designado y a la vera de la permanente lisonja e inmediata indicación de su líder y el eterno jefe in pectore de la izquierda venezolana: Fidel Castro Ruz.
CAP reactivó a Fidel Castro (1.989)
La miserable y paupérrima República de Cuba en manos de los hermanos Fidel y Raúl Castro; el primero de ellos el más denodado, activo y actuante enemigo de la Venezuela libre y soberana.
Ese país o proyecto, Cuba, en términos imperiales sustituye a cualquiera haya sido la expresión de uno anterior y constituye hoy en esta disque revolución de izquierda de Hugo Rafael Chávez Frías, un imperio extranjero dominante, al cual por propia y activa voluntad, se somete a Venezuela.
Multicolores o de un solo color
Entiéndase bien, de toda la izquierda en su conjunto, la vieja y la nueva, en el gobierno o en la oposición, blanca, amarilla, verde, azul, naranja, roja o multicolor, esté dentro o fuera de fronteras y sin que la más mínima expresión individual o colectiva de resistencia o desacuerdo sea pronunciada; no existe la disidencia en esta izquierda venezolana, menos con los hermanos Castro al mando.
Toda esa izquierda venezolana, admite y materializa –sea por convicción, por conveniencia, por circunstancial cálculo político electorero o por la más abyecta de las cobardías– la dominación política que desde la década de los años sesenta del siglo pasado había trabajado devotamente; ayer y hoy, a consciencia plena y en beneficio de los intereses de ese ya decrepito anciano –cadáver insepulto diría Rómulo Betancourt– Fidel Castro Ruz.
Han sido, son y seguirán siendo siempre, unos intereses supuestamente revolucionarios continentales, pero absoluta y totalmente ajenos a los propios a una Venezuela libre y soberana y asquerosamente denigrantes y en perjuicio del gentilicio venezolano; hoy, por ellos, sujeto a la más vil de las humillaciones.
Hugo Chávez regala el país
Al amparo de esta izquierda Hugo Chávez Frías sustituyó a la URSS como la fuente de financiamiento para Fidel Castro Ruz y su proyecto de país; los momentos, cifras y modalidades de los aportes financieros, son conocidos e interminable sería revisarlos.
Tanto es la expresión de esa entrega servil de toda esa izquierda venezolana descrita y que conocemos de siempre, hasta el punto de no sólo admitir sino también apoyar con sus expresiones de adhesión y/o con el cobarde silencio de sus multicolores figuras representativas, que el presidente electo de Venezuela, fuere por propia voluntad o bajo la orden y control de los hermanos Castro, gobierne desde afuera.
Y así Hugo Rafael Chávez Frías ya está instalado, despacha y ejerce a plenitud gobierno sobre Venezuela, desde La Habana, la capital de ese empobrecido proyecto de país.
Marcados quedarán unos
Humillante ha sido y es la sumisión que se le impone a nuestro gentilicio, la derivada de esta miserable materialidad de las supuestas ideas políticas y de los desempeño populistas de la sempiterna izquierda venezolana, sea de rojo o no, militarista o no.
La historia lo registra y en su momento emergerá en la cita y el recuerdo; cada personaje de esta sumisa versión de izquierda de ayer y de hoy, tendrá sus oportunidades para un mañana de asegurada remembranzas, las de sus hijos, las de sus nietos, las de los demás herederos y las de todos los venezolanos de entonces.
… A nadie se le quitan lo bailado…
Esa misma izquierda de ayer y de hoy, cuyos operadores aún presentes en posiciones de poder y jugando bien fuerte en función exclusiva de sus intereses crematísticos en cada día de aquel agitado momento de la historia, con sus bombas, su terrorismo, sus secuestros, sus desapariciones y asesinatos, sus atracos a bancos y financieras, sus asaltos y robos a los fondos del tesoro nacional, con los repetidos alzamientos miliares y los sucesivos intentos de invasión de fuerzas militares de Fidel Castro Ruz, en cada momento y circunstancia de ese ayer, con la voluntad y las esféricas en su puesto, sobre todos los frentes armados, el militar y el civil, el citadino o el de la provincia, las derrotamos una y otra vez.
Y cada una de esas veces la derrotamos sobre aquel siempre recordado triángulo que pragmática e imaginariamente construimos a los efectos sobre tres términos determinantes en el necesario ejercicio de las actividades de policía destinadas a imponer sobre el terreno las leyes vigentes.
Pluma, plomo y plata
Quien tiene plata tiene con que pagar el del plomo en un extremo y el de la pluma en el otro; quien carece de plata, le queda la alternativa del plomo por propia mano y la habilidad con la pluma y cuando, circunstancialmente, no ha llega aún el momento para el plomo, queda la pluma para continuar.
Que así sea.
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